ENFRENTAR O CONFRONTAR
Durante mi niñez me gustó mucho ver los documentales de ciencias naturales sobre todo los presentados por la National Geographic, también no me perdí ninguno del naturalista Jacques Cousteau. Actualmente los sigo viendo, pero hay uno que puedo repetir muchas veces y se llama “Grandes felinos de Nat Geo WILD”, en este serial se habla de los diferentes grupos, los grandes felinos en una reserva natural de África, en ellos nos muestran a los leones, leopardos, chitas, guepardos entre otros. El tema que más me impresionó fue el momento cuando un nuevo líder llega a dirigir, y como violentamente arrebata el trono a quién durante casi ocho años lo defendió y protegió, pero después de una gran contienda y disputa pierde todo lo que estuvo custodiando, aún más, al salir este último mal herido o muerto, el nuevo monarca va a buscar sus descendientes y extermina a todos los cachorros, para así garantizarse que no le levantarán contra él y provocar el nuevo celo en las hembras de la manada.
En nuestro diario caminar, nos vamos a encontrar con muchas situaciones en las cuales no vamos a estar de acuerdo con aquellos que nos rodean ya sea con nuestros papás, hijos o pareja, pero también lo tendremos que hacer en el trabajo, Iglesia y en la sociedad, pues para esto estamos aquí, por eso Jesucristo dijo:
“No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.”
S.Juan 17:15 RVR1960
Jesucristo vino y nos modeló un estilo de vida donde si es posible vivir los unos con los otros, pero ante todo él supo confrontar a quienes lo tenía que hacer.
Tomando el ejemplo de los leones, pero con todo respeto, así fue como lamentablemente hice durante años, yo me comporte de esta manera con mi familia, sociedad e iglesia, por eso lo realicé con mis papás, hermanos, hijos, esposa, empleados, etc. Yo siempre busque la manera de enfrentar a los demás, hasta que aprendí que Jesucristo siempre confrontó, por lo tanto decidí cambiar y así ver mi entorno diferente.
Pues, cuando confrontó una situación o circunstancia con una persona lo primero que debo de hacer es anteponer el amor, si no lo hago, estoy enfrentando y algunos de los sentimientos que preceden, será el odio.
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.”
1 Juan 4:18 RVR1960
Cuando por ejemplo tenemos que corregir a uno de nuestros hijos, si no le confrontamos, provocaremos la ira, desilusión por lo tanto llegará la frustración pero el problema no se ha solucionado, por eso vuelve a suceder la misma situación poco tiempo después. Al confrontar a nuestros hijos anteponiendo el amor, llegaremos a la raíz del problema y obtendremos la solución de la misma. Por esto el Apóstol Pablo escribió:
“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.”
Efesios 6:4 RVR1960
Y ¿Cómo nos amonesta Dios? ¡Con todo su amor!
Cuando yo actúo confrontando a las personas pongo de lado el rencor para vivir la mansedumbre necesaria delante de aquellos que quizás me han provocado un daño terrible o tendré que vivir y soportar las consecuencias de sus actos. El rencor es un resentimiento, y como dice está misma palabra fue algo que tuvo su origen en un pequeño sentimiento, puede ser la tristeza, que se le sumará, un engaño, y para rematar un fracaso, lo cual traerá consigo definitivamente el rencor delante de una persona o situación que nunca pudimos confrontar.
Debo pues entender, cuando enfrento a alguien estoy buscando una disputa con él, mientras que sí confronto a esta persona debo de provocar en mí un sentimiento de ternura para lograr ganar a esta persona, y esto me hace acordar a algunos métodos evangelistas donde solemos enfrentar a las personas haciendo que reconozcan que “son unos viles pecadores, incircuncisos e impíos, que vivirán el castigo eterno de vivir en el infierno si no se arrepienten de sus pecados y renuncian inmediatamente de su antiguo estilo de vida para aceptar a Jesucristo en su corazón”. A la verdad, una o dos veces como evangelista he utilizado estas expresiones, pero porque reconocí que es mejor confrontar a las personas, cubriendo su error o pecado con el mismo amor que Dios hasta ahora ha hecho conmigo, sinceramente cada día que me acerco al altar de Dios a cenar con él como lo describe Apocalipsis 3:20: “He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”. Dios nunca me ha enfrentado, me sienta a su misma altura y me habla cara a cara y por medio de preguntas reflexivas me ha llevado a encontrar la raíz del problema, para él mismo eliminarlas y darme una solución real y permanente.
Pues en el enfrentar a otros, no vamos a encontrar nada bueno con ellos, pero con la confrontación vamos a tener, ver y observar las conexiones débiles y frágiles haciendo nuevas estas.
Dios nos hace hoy la invitación de aprender a confrontar a las personas y circunstancias que nos rodean y así poder vivir de la manera que él anhela que vivamos, por eso nos dice:
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra;”
Isaías 1:18-19 RVR1960
Dios es el primero en confrontarnos con nuestro estilo de vida, pero siempre lo hará desde el amor, gracia y misericordia que él nos tiene.
En este estudio, enfrentar o confrontar trataré de mostrar la diferencia entre ambas para vivir la perfecta voluntad de Dios, sí te gusto este escrito y quieres leerlo completo, entra en la web y lee otros estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:
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Dios te bendiga y traiga revelación a tu vida de la Mentalidad de Cristo que ya está en ti
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