¿CUÁL ES MÍ VERDADERA MOTIVACIÓN PARA SER LÍDER?
Aristóteles dijo: “El que no puede ser un buen seguidor, no puede ser un buen líder”; durante muchos años me reuní en El Centro Cristiano Esperanza, esta preciosa iglesia, es un movimiento vivo y dinámico, caracterizado por ser un referente en la ciudad en la que están, todo esto fue enseñado por el Pastor Daniel Chamorro, personalmente lo conozco y Jesucristo lo ha utilizado en varias ocasiones para corregirme, enseñarme y ministrarme, no solo a mí inclusive a toda mí familia.
Para el primer año de mi asistencia en la congregación se confeccionaron unas actividades muy bien pensadas para la ministración de la misma, pero lamentablemente la asistencia y participación fueron realmente escasa, para aquel entonces el Pastor regresaba de un viaje a Argentina su país de origen, y al encontrarse con esta dura realidad, en el Domingo cuando celebramos “El culto de resurrección” pronunció uno de los sermones más duros, firmes y desafiantes que he podido escuchar, literalmente “Nos echó de la iglesia”, ¡ahhh!, nos advirtió que estaba dispuesto de a empezar de nuevo, solo con aquellos que estaban dispuestos a seguirlo, porque sí él decía que pasáramos un río, lo diría pues él ya fue y volvió, por eso nos motivaba a creerle a Dios y considerar verdaderamente que él lo envió a abrir una gran misión en Europa. Evidentemente doce años después mí familia y yo aún seguimos los consejos y enseñanzas dadas por Dios por medio del Pastor Chamorro ya que su testimonio personal, familiar y ministerial hablan más fuertes que sus predicaciones.
De la misma manera, nuestro Amado Jesucristo hizo actos llenos de simbolismo y de amor que aún nos hablan, como su sacrificio en la Cruz, como cada milagro de sanidad y de liberación que desafió la religiosidad de la época (nada diferente a la actual), pero la autoridad de Jesucristo se la ganó a pulso, hay un dicho que aclara: “Jesús nació como Hijo de Dios, pero ser El Salvador fue su decisión”. Uno de los más grandes ejemplos que tenemos es este:
“sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido…Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.”
S.Juan 13:3-5, 12-15 RVR1960
Jesucristo tenía toda la autoridad, la dada y la ganada, por eso se levantó a servir, limpiando la hediondez del ser humano, él quería sentarse a disfrutar de la última cena que compartiría con sus íntimos amigos, incluyendo a Judas quién lo había vendido ya por unas monedas de plata, y desde luego Pedro que lo va a negar y sus otros diez seguidores huirán de miedo, pero utilizando el símil: “Se sentó con autoridad” lo hizo para cenar.
Los reyes y monarcas cuando tienen que despachar y dar ordenes para su reino, o si tienen que recibir a sus grandes asesores, lo harán sentados en sus sillas o tronos, por ejemplo:
“Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.”
Jonás 3:6 RVR1960
Es por eso que vemos a Jesucristo sentarse para hablar, como símbolo de autoridad dada y ganada:
“Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.”
S. Mateo 5:1 RVR1960
“Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios.”
S. Marcos 16:19 RVR1960
Entonces, ¿Cuáles son tus motivaciones para ser un líder? ¿Realmente estás dispuesto a servir? ¿Estás sentado sobre la autoridad dada y ganada? ¿Estás disponible a ir a limpiar la hediondez humana?
Predicar desde la información obtenida por así decirlo desde un escritorio es muy fácil y casi todos podemos llegar a hablar, predicar y enseñar de esta manera, pero cuando tú cuentas tus historias y dices como Dios ha tratado contigo y demuestras como has podido superar estás circunstancias, tus enseñanzas se vuelven en hechos creíbles y que motivan a otros; cuando dices lo vulnerable que puedes llegar a ser y como eres una persona resilente por todo aquello hecho por Cristo en ti, entonces te conviertes en un testimonio vivo y encuentras la motivación de liderar y llevar a otros a las mismas alturas por así decirlo donde tú ya estás, demostrando como lo hiciste y narrando los actos ocurridos por medio del Espíritu Santo en ti, los milagros que te sucedieron, las sanidades que has vivido y presenciado, en fin todos los episodios de tú vida al descubierto como cartas leídas.
El Apóstol Pablo enseñó:
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
Filipenses 2:5-8 RVR1960
¿Quieres ser un líder tal como Jesucristo?
¿Estás dispuesto a morir a ti mismo?
¿Estás disponible para dejar todos tus “tronos” y convertirte en siervo?
¿Cuál es tú verdadera motivación para ser un líder?
En esta enseñanza, hablaré sobre las razones que deberíamos de tener para ser un líder. Sí te gusto este escrito y quieres leerlo completo, entra en la web y lee otros estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:
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