“HIKIKOMORI, NADIE PUEDE AYUDARME"
Quizás era el dos mil doce cuando en una noche Ani me contó acerca de un fenómeno terrible que estaba afectando a los jóvenes a nivel mundial, pero que dicha figura en Japón está muy extendida, tanto es así que se le conoce como “Hikikomori”. Simplemente se trata del proceso social de aislamiento que sufre una persona, con una edad promedio entre los quince y treinta y cinco años; estas personas lo que suelen hacer es encerrarse en su habitación durante todo el día, saliendo exclusivamente para hacer sus necesidades fisiológicas, esto lo pueden estar haciendo entre unos seis meses y tres años, aunque se conocen casos de inclusive durar dicho encierro diez años. Las familias de estos jóvenes suelen ser familias de clase media, papá trabajador y mamá que desempeña las labores de casa, pero la falta de responsabilidad de parte del joven, la muerte de uno de los progenitores, la imposibilidad de acceder a la carrera o puesto laboral deseado, desencadenan esta frustración que conlleva a la “Fobia social aguda”. Hago hincapié este es un fenómeno global, que se le dio nombre en Japón.
Hace poco estuvieron de visita en casa mis amigos Luciano, Virginia y Frank Manfrinato, y pudimos estar hablando de esto un poco, llegando a la conclusión que esto se produce en la sociedad desde el mismo momento de la separación por el pecado delante de Dios.
Por lo tanto podemos observar como personas con enfermedades mentales y Psicosomáticas, en vez de ser tratadas por Dios, están intentando ser curadas por personas que realmente no pueden ver la raíz del problema para entrar a solucionarlo, pero nunca podrán hacerlo, pues Dios es el Creador y esto es algo exclusivo que solo el Espíritu Santo puede llegar a hacer.
En la Biblia, Jesucristo tuvo que tratar con varias personas bajo esta condición, pero deseo referirme a uno en particular, y este “Hikikomori gadareno” vivió una situación muy parecida y particular, él estaba marginado por la sociedad, no solo por su mal aspecto sino también por sus actos violentos, incitado por una condición de posesiones demoníacas, debo de referirme así, pues dentro de él estaban habitando seis mil de estos demonios, al cual le proporcionaban una fuerza increíble, pero lo tenían viviendo en medio de las tumbas, desnudo y mal nutrido. En cierta ocasión Jesucristo estaba ministrando con poder y autoridad, siguiendo la agenda que el Padre le marcaba, entre otros sanó a un leproso, a la suegra de Pedro, al siervo del Centurión; cuando ya es de noche, él les dice a los discípulos que se adelanten para cruzar el mar, pues él estaba agotado y necesitaba descansar, después de tremendo día y sabiendo el día que le esperaba. En medio del mar y del sueño profundo del Maestro se levantó una tempestad tan tremenda que los suyos asustados le levantaron, pero el ordenando la situación siguió descansando, al llegar al Decápolis, se tuvieron que encontrar con este pobre hombre que estaba así sufriendo hace mucho tiempo:
“Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.”
S. Marcos 5:18-20 RVR1960
Después de vivir una demostración total del amor, gracia, misericordia y verdad, este hombre fue libre de toda la carga que le hizo llevar el adversario, él pudo reencontrarse consigo, con Dios como Padre cuidador, con su familia y con la sociedad. En el libro de Lucas dice que él tenía mucho tiempo de estar en esta condición, yo prefiero pensar en años, viviendo fuera de entender que él es un “Hijo de Dios, que la dignidad del Padre Celestial fue para que se encontrará consigo mismo”.
Y es esta falta de “Identidad como hijos de Dios” la que nos hace desviarnos y así recurrimos a fenómenos sociales para aislarnos y separarnos de la sociedad, pues al fin y al cabo hacemos responsables a los demás y nos recostamos o acomodamos, pues así es “Más fácil vivir”.
En la ciudad de Manizales tuve un amigo que vivía en las calles, yo le llamo Pía, actualmente mantiene por el barrio Chipre, pidiendo limosnas y limpiando carros. Cuando le conocí me contó su historia, por aquel entonces estaba muy deteriorado por el consumo de drogas y alcohol para intentar olvidar su pasado reciente y aguantar las noches frías de mi ciudad; resulta que toda su familia eran afortunados y monetariamente personas de altos ingresos, en una serie de malas e indebidas transacciones el papá perdió todo el dinero y se murió de un infarto, dejando a toda su familia desamparada y sin estructura, la típica familia donde todo se regía y hacía por el patriarca, entonces Pía ante su nueva realidad, se consumió en las drogas y alcohol hasta que tuvo que salir de su casa. Hoy, sé de él pues Ani lo vio y me dijo que estaba muy repuesto, espero cuando este allí buscarlo para hablar con él acerca del amor de Dios y como lo ha manifestado desde la eternidad.
Pero este mismo fenómeno lo tengo que vivir casi a diario, cuando salgo a repartir sandwich a las personas que viven en la calle, por ejemplo la vez que salí a Liverpool y me encontré a un ex militar sumido en la droga pero tirado en la calle, como un saco de patatas, pero para mí fue de profundo dolor porque sé que la sangre de Jesucristo también fue derramada por él en la Cruz del calvario.
Pero puedo seguir contando historias, como los compañeros de trabajo que nadie soporta por su apatía y poca socialización que los aísla aún de personas con las que tienen que convivir mínimo ocho horas al día, todo porque no saben que Dios les ama, que es un Padre lleno de amor, gracia, misericordia, bondad y que anhela con locura estar con ellos cenando y disfrutando de las bendiciones que tiene a diario para cada uno de nosotros. Pero mejor reflexionemos acerca de todos aquellos “Hikikomoris que tienes a tú lado y que necesitan del Evangelio de Cristo para ser libres tal como lo fue aquel de Gadara”.
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”
Apocalipsis 3:20 RVR1960
Este último comentario va apuntando a quienes cuestionan tanto sobre tú “santidad para servir al Señor” y este hombre se convirtió en un gran evangelista y la posiblemente la iglesia de Filadelfia fue organizada o fundada por él entre otras…
Porque es totalmente mentira, solo Dios puede ayudarles a salir de todo el infierno en lo que se encuentran metidos.
En esta enseñanza, pretendo que te motives a salir a buscar a todos aquellos marginados social que necesitan encontrar al Padre Celestial. Sí te gusto este escrito y quieres leerlo completo, entra en la web y lee otros estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:
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Dios te bendiga y traiga revelación a tu vida de la Mentalidad de Cristo que ya está en ti
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