SE REQUIERE ADMITIR EL ERROR.
La disposición y responsabilidad nos acerca al sacerdocio.
Me considero un hombre experimentado en la guerra espiritual. He podido batallar diferentes frentes en mi vida, a nivel personal como familiar, ministerial y laboral.
Ya nos lo dijo el apóstol Pablo: nuestra guerra no es contra carne, ni contra sangre, sino contra principados, contra potestades, contra gobernadores de las tinieblas:
“Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Efesios 6:12 NBL
He podido hacer guerra espiritual también a nivel individual como ministerial, presentando el evangelio a cada persona como he participado en tomas espirituales de ciudades y territorios.
En Deuteronomio, la palabra de Dios nos dice que la bendición alcanzará inclusive a todas nuestras generaciones por lo tanto, la maldad también puede visitar todas nuestras descendencias:
“Reconoce, pues, que el SEÑOR tu Dios es Dios, el Dios fiel, que guarda Su pacto y Su misericordia hasta mil generaciones con aquellos que lo aman y guardan Sus mandamientos;”
Deuteronomio 7:9 NBL
En varias ocasiones me ha tocado ministrar pecados de índole sexual, frutos o a consecuencias que sus padres han vivido en adulterio y en fornicación, y no rompiendo estas cadenas hacen llevar esta carga pesada del pecado a la siguiente generación. Dentro de estas experiencias espirituales he podido comprobar que como dice la palabra: La paga del pecado es la muerte, muchas de las enfermedades que podido tratar, tienen su origen en pecados específicos, por ejemplo: la artritis y artrosis suele venir por el odio, el cáncer viene por un resentimiento, los dolores de cabeza vienen por la preocupación y por la falta de fe.
Es más a manera de testimonio, conozco una familia muy cercana a mí que todos los temores, es decir y recordemos que el miedo es la fe en el adversario, se han trasmitido de la madre hacia sus hijos, han sido declarados y confirmados con un estilo de vida. Ninguno de ellos salen de viaje por el miedo a morir en un accidente de automóvil y de tomar un avión, nunca, pues el terror que les causa a todos ellos, es increíble.
“Pues lo que temo viene sobre mí, Y lo que me aterroriza me sucede.”
Job 3:25 NBL
Muchos padres creen que es una debilidad admitir que han fracasado con sus hijos y no son capaz de pedir perdón aun cuando han pecado contra ellos. La gran mayoría de los padres mal tratadores fueron niños maltratados.
En realidad los pecados no son hereditarios, más bien, no son perdonados y al retenerlos, pasan de padres a hijos, de madres a hijas, de generación en generación. Es una especie de accidente en cadena que podemos ver en una autopista, aquel que no tenia que ir a 180 km, hace que su imprudencia se trasmita a otros por medio de serie de desencadenantes que él provocó.
Este es el momento de romper con todo aquello que te ata, no necesitas estar en medio de una campaña de sanidad y de milagros, necesitas estar desesperado de estar viviendo en medio de un infierno donde estás viendo a tú familia ir al mismo precipicio donde estás tú.
Cristo en la Cruz del Calvario pagó por todos nosotros para que fuéramos libres y viviéramos la libertad necesaria de ser hijos del Dios altísimo.
¿Estás dispuesto a ser vulnerable delante de Dios?
¿Estás dispuesto a dejar una buena herencia a tus hijos?
¿Admites tus errores para corregirlos?
En esta enseñanza hablaré de la hombría como un estado sacerdotal en desuso que tenemos que recuperar tanto los hombres como las mujeres reconocido los errores para corregirlos. Sí te gusto este escrito y quieres leerlo completo, entra en la web y lee otros estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:
SE REQUIERE ADMITIR EL ERROR
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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.
Me hizo pensar profundamente mucho.
ResponderEliminarGracias por este escrito hermano.
Dios te de Revelación y sabiduría
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