DESAFÍO, RECONOCER NUESTRA RESPONSABILIDAD.
A la hora final, todo recae sobre mis hombros.
“Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza de su iglesia, y también su Salvador. Cristo es la cabeza, y la iglesia es el cuerpo.”
Efesios 5:23 TLA
La solución a los problemas deben de empezar y originarse en el hombre. Para nada dejo de lado la responsabilidad del protagonismo de la mujer. Pero lamentablemente los hombres estamos tan ocupados con nuestros asuntos laborales, empresariales incluso ministeriales, que hemos dejado esa responsabilidad a las mujeres, trasmitir dicha responsabilidad ha llegado a ser un arte muy perspicaz y con látigos de seda, estamos cargando a nuestra pareja.
Pasar la responsabilidad a otro es el término quizás muy ambiguo pero equivale a encontrar tu justificación. Y este trabalenguas, significa: "hecho justo", por lo tanto la auto justificación es "hacerme a sí mismo justo por sus propios ojos".
En un principio cuando leemos la historia de David con Betsabé, parece que el Cronista de la vida del rey, trata de cubrir o proteger la buena imagen de él:
“Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.”
2 Samuel 11:2 RVR1960
¿Qué pasa, quizás sí ella no hubiera tenido ese hermoso aspecto, David no la toma para sí aún sabiendo que estaba casada?
¿O sí esta mujer no hubiera estado desnuda, no la codiciaría?
David sabia muy bien lo que estaba haciendo y el entuerto dispuesto a hacer, pero a pesar de todo y de su incorrecta actitud y aptitud, descubierto por el Profeta Natán, no tiene más remedio que acercar delante de Dios, confesar toda su maldad, arrepentirse y por último consolar a la mujer que había hecho tanto daño:
“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.”
Salmos 51:1-4, 10-12 RVR1960
“David fue a consolar a Betsabé, y tuvo relaciones sexuales con ella. Con el tiempo, ella tuvo un hijo, y David le puso por nombre Salomón. Fue tanto el amor de Dios por el niño,”
2 Samuel 12:24 TLA
El mayor ejemplo en este caso, es uno malo, lo tenemos en el jardín del Edén, el cual aún hoy se sigue con este el mal estilo de vida que llevamos. Culpamos a todos, nos escondemos y sentimos miedo, así son las características de vivir una vida de pecados. No podemos vivir con la culpa, pues genera en nosotros miedo y desconfianza y es tan alta la carga generada por ella, que necesitamos un refugio donde estar, así que no nos refugiamos en Dios, por lo tanto nos escondemos de él. Por eso la auto justificación no es más y nada menos que pasar la responsabilidad a otro de nuestros actos.
Tratando de seguir el dialogo generado entre los protagonistas del Paraíso:
¿Has comido del árbol? Pregunta Dios
No, la mujer que me diste, responde Adán.
La Serpiente me engaño, sea lamenta Eva, diciéndole a Dios que al final, la creación es de Él, por lo tanto la culpa es de Dios.
Llevemos esto a nuestras casas:
- La responsabilidad de la educación de los hijos es tuya y mía.
La responsabilidad de cuidar nuestro amor, es de ambos.
La responsabilidad de extender el Reino de los Cielos es de los dos.
Puedo contar a manera de testimonio que en casa comprendemos muy bien el rol de responsabilidad de ambos, por eso Ani y yo hemos puesto el hombro juntos para educar a nuestros hijos, ella educando desde la parte pragmática y yo haciendo mi parte dogmática. Los deberes de casa siempre han sido compartidos, pero quien siempre cocinó fui yo…Ahora los chicos son más adultos por lo que ellos ya son tan responsables como para eventualmente hacer de comer, por lo tanto todos los miembros de casa tanto Ani como los hijos hemos comprendido que nos ministramos y somos responsables, los unos de los otros.
Por eso la virtud o fundamento que tenemos que tener y mantener en nuestra vida es la verdad.
Por eso cada hombre debe de responder por sus propias acciones, además debe de responder solo ante Dios. Por eso la importancia del ministerio de Jesus en la tierra, pues él solo se llevó la carga de todos, él se hizo responsable de todos los pecados de la humanidad, porque Jesus fue quien murió, solo El, solo una Cruz, solo un lugar donde nos podemos liberar, salvar, un lugar para poder vivir el Reino de Dios, solo bajo el Nombre de Cristo Jesus.
¿Estás cansado de ver tu matrimonio caer y dar vueltas sin fin?
¿Aún quieres seguirte haciendo daño y afectando a tu familia?
Por eso vemos hombres fracasar en sus matrimonios, en sus empresas y hasta en su familia, porque son incapaces de afrontar sus malos entendidos y renovar esa relaciones hechas trizas. Cuando un hombre falla en confesar sus propios pecados, cuando se repliega en sí interior y deja que sus problemas devoren a los miembros de su familia, se convierte en un cobarde.
Dios espera que ejerzamos un fuerte liderazgo familiar, siendo brillante como el oro y no meros amarillos con el oro. Los hombres deben de aprender a verse a sí mismo en la presencia de Dios, antes de poder ver a sus familias.
El hombre que está en oscuridad espiritual, no puede ver lo que tiene delante. Jesucristo es la luz. A la luz de la palabra podemos vernos a nosotros como Cristo. El Espíritu Santo ilumina la verdad y la verdad nos hace libres. La palabra de Dios es verdad y el Espíritu de la Verdad.
Por eso, así como Cristo es la cabeza y quien doy solución por medio de su sacrifico, todo hombre debe de ser la cabeza y quien guía de la familia, por medio de Jesucristo, al paraíso que deberíamos de permanecer.
¿Aún te cuesta reconocer tu falta de responsabilidad?
¿Estás dando esos pasos que te acercan a la estatura de Cristo?
¿Vives confiando en Cristo como modelo a seguir en la Iglesia o como en el hogar?
En esta enseñanza hablaré de la hombría como un estado sacerdotal en desuso que tenemos que recuperar tanto los hombres como las mujeres cambiando nuestra mentalidad. Sí te gusto este escrito y quieres leerlo completo, entra en la web y lee otros estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:
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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.
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