DIOS LO QUIERE TODO DE TI.3
Durante los últimos días, a partir de los estudios anteriores, es decir en el capítulo 1 y 2, hemos establecido la importancia de entender el Celo de Dios a través de asimilar que Dios lo quiere todo de cada uno de nosotros. Somos su creación más valiosa, pues fuimos comprados por medio del sacrificio perfecto de Cristo. Pero que fue él, Jesucristo quién nos modelo la manera perfecta de tener una relación con el Padre y nos lo enseñó en el Padre Nuestro:
B- Santificado sea tu nombre. ¿Acaso Dios pierde su Santidad?
Mucho cuidado con lo que voy a decir en estos momentos, Dios nunca pierde su Santidad, pero por nuestro menosprecio, nuestros pecados, burlas delante de la Cruz del Calvario que llevó a Cristo a ser un gran triunfador, hacemos que la Santidad de Dios no sea una realidad en nosotros. Perdiendo por lo tanto su valor y virtud. Entonces debo de reconocer que Dios es mí Padre y, cultivar Su santidad en mí. Por eso, es necesario esta clase de enseñanzas, donde estamos comprobando que Dios no quiere hojarasca en nuestros corazones, ni que presentemos fuego extraño delante de él, para que se cumpla su Palabra: “Santificado Sea Tu Nombre”.
Así que, una vez más matizo: Dios es santísimo, en su esencia, nunca va a perder esta condición, pero en nuestros corazones esta santidad, se va degradando conforme pecamos y nos desviamos de la meta que es llegar a ser como Cristo fue aquí, en la Tierra.
4- Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El Reino de Dios, es volver a vivir el estado original de la fundación y creación del hombre, osea, es volver a vivir en el Paraíso, lugar del cual nunca debimos de salir, donde todo es bendición, pero no debemos de esperar a la eternidad para vivirlo, debemos de hacerlo aquí, en este momento, recordemos que Dios paseaba con Adán en el Edén y que todo era una completa bendición:
“Éstos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos, y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra, sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra. Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ése es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.”
Génesis 2:4-7, 15, 19-20, 22 RVR1960
Todo el Edén, es una completa bendición por parte de Dios.
Por eso, Jesucristo nos motiva que en cada oración hagamos realidad el Edén que Dios creó y afirmó eternamente.
¿Qué es lo que vivo hoy, un infierno o un paraíso? Dependiendo de tú respuesta, comprobaras la sinceridad en tú oración y relación con Dios. Recordemos que no es una moneda de cambio, pero como vas a vivir en fe si no estás buscando a Dios sinceramente.
5- El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Dios está en control de todo. Nada esta fuera de sus manos y todo lo que vives, es por que Dios mismo lo ha permitido. Él sabe lo que es bueno y que nos conviene, así que recordemos:
“Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.”
1 Corintios 10:23 RVR1960
“Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.”
S. Lucas 12:22-31 RVR1960
Así que, sí tuviéramos una completa y sana relación con el Creador, a la verdad que no deberíamos de tener ningún tipo de afán ni de preocupación, pero todo ese estrés en el que vivimos es muy posible porque no invertimos en la oración y en la búsqueda de Dios.
Vivir en la vida natural, agota. Cuando decido vivir una vida sobre natural, conforme al corazón del Padre, busco la extensión del reino de Dios y él mismo se encargará de suplir todas mis necesidades conforme a sus riquezas en gloria.
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”
Filipenses 4:19 RVR1960
Este era el momento cuando el Apóstol Pablo estaba recogiendo una ofrenda para llevárselo a los hermanos más necesitados en Jerusalén. Por eso les recuerda que todo sacrificio que hagamos conforme a la voluntad de Dios, (lo digo porque también lo podemos hacer simplemente para quedar bien delante de los hombres, por lo tanto Dios no tiene la obligación de cumplir), tendrá una buena respuesta de bendición por parte de Dios.
Recordemos que nosotros somos deudores de Dios y en todo caso no tenemos como pagarle esa deuda, por lo tanto no debemos de estar pendientes de recibir honra y reconocimiento de parte de los hombres. Ni tú me debes, ni yo te debo. Pero en nuestra relación delante de Dios, siempre seremos deudores del amor que Dios nos tiene. Una vez más, recordemos que el problema surge, cuando nos creemos tan buenos que podemos considerar que Dios nos debe a nosotros, por nuestra entrega, por nuestro servicio, por nuestro compromiso ante el Reino de Dios, pero debemos tener siempre presente, ¡El tamaño del foso del cual Dios nos saco!
¡Invierto en Dios, porque él primero invirtió en mí!
¡Ningún acto mio, se acercará al justo pago, hecho por él!
¡Recuerdo todos los días, que fue Cristo quién hizo todo para que nuestra relación fuera posible!
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En esta enseñanza hablaré acerca de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:
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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti
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