JUSTICIA Y AMOR

JUSTICIA Y AMOR

Solo en él estoy justificado.

No siempre he podido llevar una vida de orden y de ejemplo. Después de perder todo económicamente hablando, por la crisis del 2008 que nos afectó en España, teníamos 3 vehículos, pero de ellos no hacíamos uno solo, por así decirlo. 2 estaban sin seguro obligatorio, a otro le faltaba la aprobación de la inspección técnica vehicular, o sea la ITV, todos tenían problemas mecánicos. A pesar de ello y para mal testimonio pues mi deber era enviarlos al desguace o encerrarlos en un parking, pero no tenía como pagar dicho local, simplemente los utilizaba, conforme podía, pero yo sabía, era consciente de los riegos a los que me estaba enfrentando y la temeridad tan absurda que era circular sin seguro obligatorio, poniendo en riesgo mi vida y la de otros conductores, por lo menos dejarles desprovistos de las garantías económicas que ofrecen las aseguradoras. Debía de movilizarme como mucha precaución pues era consiente que al mínimo, en cualquier  reten policíaco estos vehículos serían retenidos y con ello la sanción económica aumentaría por las Costas de grúa, parking y la denuncia. Por circular con un vehículo de manera inadecuada. Abusando de la gracia y después de muchas veces verme salvado por los pelos, llegó el día que me tenía, un control de policía. Se me subió la presión al verificar la carta de amor del agente, 1200 euros de sanción económica, suspensión del carné de conducir por un mes, suspensión de 6 puntos del mismo, pero para decirlo con vergüenza, no me retuvieron el vehículo. La lección fue grande y aprendimos de todo esto. Tengo una historia aún más fuerte y previa a esta que contaré en otra enseñanza, con un vehículo de trabajo. A partir de ese momento, entregamos dos de los vehículos como parte de pago de deudas pendientes y las liquidamos aún perdiendo nosotros, pero ganando en tranquilidad. Por lo tanto nos pudimos concentrar en organizar uno solo y tratar de mantenerlo en un  buen estado mecánico y legal, tanto es así que hoy aún lo tenemos y le damos buen uso.

Pero con esta parábola deseo hablar si es posible de la justicia y el amor de Dios, que nos demostró a través de su Hijo Jesucristo:

“Todos son justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús,”

Romanos 3:24 NBL

Quizás, te estés preguntando ¿Qué tiene que ver esta situación que Alfonso vivió con la justicia y el amor? Para poder resolver esta pregunta, debo primero de aclarar la gran diferencia que como cristianos solemos confundir. Lamentablemente somos tan cortos al considerar que cuando le decíamos a Dios: “haz justicia”, esperamos que el modelo de juicio  humano, sea el mismo que se aplica en los cielos. Pero reitero, aclarando nada tiene que ver la justicia divina con la justicia humana. Tenemos que tener entre ceja y ceja, ya hemos sido justificados por Cristo, por la gracia, misericordia, amor y verdad que solo Jesucristo pudo ganar por medio de Su sacrificio, entonces ¿Cómo se puede justificar a los seres humanos que constantemente están rechazando a Dios, a través del sacrificio perfecto de Su propio Hijo? Simplemente no existe respuesta lógica, solo podemos decir, el amor tan inmenso divino, lo llevó a cumplir este acto tan injusto para justificar a toda la sociedad.

Así que, dentro de nuestras fantasías espirituales, le exigimos a Dios que nos permita evadir los retenes policiales, pero además que no tengamos ningún tipo de sanción y como extra somos tan atrevidos de saber que estamos rodando con una bomba de relojería, al circular indebidamente con un auto así, que oramos antes de salir de casa para que todo “salga bien”… Realmente, ¡Qué cínicos somos!  

Pretender seguir las leyes impuestas, la ley dada a Moisés  y cumplirlas definitivamente es una carga imposible de llevar. Recordemos que la ley está para que veamos más claramente nuestros errores y poder corregir por medio de la justificación dada por Cristo. Por eso Dios conociendo que tenemos una naturaleza negada hacia él, proclive al mal, nos da la revelación dada por medio de su Espíritu Santo. 

La justicia y amor divino, no permite que yo afecte a otras personas haciendo el mal. La justicia y el amor, hace que edifique con la expectativa de saber que estoy haciendo y buscando la voluntad de Dios. La justicia y el amor de Dios hace que honre la obra redentora de Cristo en la Cruz del Calvario.

Cualquier persona que tome la gracia, misericordia, amor y verdad de Cristo con el pretexto del libertinaje y con ello agredir a los demás, maltratar, en resumen para pecar… se ha convertido en un pervertido e impío, destinado para toda condenación:

“Pues algunos hombres se han infiltrado encubiertamente, los cuales desde mucho antes estaban marcados para esta condenación, impíos que convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje, y niegan a nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo.”

Judas 1:4 NBL

En el día de hoy me atrevo a hacer un reclamo, ¡No te dejes engañar! Existen hombres que te dirán: “la ley debes de cumplir porque es santa y fue dada por Dios para salvación”, como también tendrás perversos que te enseñaran: “por la gracia estamos justificados por lo tanto podemos hacer lo que queramos”, ambos extremos son terribles y contraproducentes para tu vida. Vivir la justificación y el amor de Cristo, es saber que él se levantó y venció la muerte y las tinieblas para darnos la libertad necesaria de poder ser hijos de Dios, reconociendo sus errores y pecados, y así, arrepentirse del estilo de vida que se está llevando.

¿Comprendes que es la justicia y el amor divino?

¿Estás preparado para renovar tu mente natural, por la Mente de Cristo?

¿Estás siendo de testimonio integral en tu vida?

Comparte este post, permite que otros se beneficien de la bendición de leerlo, quizás están buscando el Camino y esta sea la forma de encontrarlo a él. Pues #hechos29laobrainconclusa es una realidad.

En esta enseñanza hablaré acerca  de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:

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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti