CAMPO DE BATALLA, LA MENTE 2
Solo puedo confiar en mis pensamientos, cuando la Mente de Cristo gobierna en mí.
Sé que en varias ocasiones he podido enseñar acerca de la guerra espiritual en la que vivimos. La base en la que me apoyo es:
“Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales.”
Efesios 6:12 LBLA
Por eso reitero y hago hincapié: estamos en una batalla espiritual constante, tanto en las esferas espirituales, así como en nuestra mente. Esta es una guerra a muerte. Esta guerra, no es Dios contra el adversario, sino este último contra nosotros. Pero el adversario quiere robar o usurpar el trono de Dios.
Dios es el creador de todo, incluyendo al adversario. Este era originalmente Lucifer, él era el encargado de cuidar el Templo y Monte de Dios en el Edén.
“En el Edén estabas, en el huerto de Dios; toda piedra preciosa era tu vestidura: el rubí, el topacio y el diamante, el berilo, el ónice y el jaspe, el zafiro, la turquesa y la esmeralda; y el oro, la hechura de tus engastes y de tus encajes, estaba en ti. El día que fuiste creado fueron preparados. Tú, querubín protector de alas desplegadas, yo te puse allí. Estabas en el santo monte de Dios, andabas en medio de las piedras de fuego. Perfecto eras en tus caminos desde el día que fuiste creado hasta que la iniquidad se halló en ti.”
Ezequiel 28:13-15 LBLA
Dios creo los cielos y la tierra. Dios creo lo que está arriba en lo alto y todo aquello que está en el fondo del mar. Dios creo la música para alabar y adorar su Santo Nombre. Por eso, dependiendo de la intención del corazón y de quien lo hizo, con la letra de las canciones le daremos un toque o aspecto a esa canción, pudiendo quizás, llevar a nuestras vidas la contaminación innecesaria. Cuando en realidad lo que necesitamos es, traer paz a nuestro corazón. Entonces, muy posiblemente estamos llevando un fuego extraño delante de Dios.
El adversario, quien fue destituido de sus propósitos, es decir custodiar el Monte de Dios, presentando alabanza y adoración, ahora tiene como función actual: matar, robar y destruir. No porque Dios le hubiera dado esta tarea, sino que al reconocer que nosotros somos el tesoro especia suyo, procurará todas las posibles maneras hacerlo (cumplir su propósito actual). Por eso, él al ver, toda posibilidad nuestra de acercarnos al los planes divinos y a los propósitos De Dios, intentará hacer todo lo que en su alcance para lograrlo; desde provocar un aborto, y con ello impedir que nazcas. Buscará la manera de que te maltraten o te violen. Te llevará a un divorcio, te producirá un cáncer, etc. Con tal de que, no se cumplan los planes de Dios en tu vida.
Sin embargo, tenemos herramientas muy útiles en nuestras manos, dadas por Dios en su infinita gracia. Es por eso que nos ha equipado de Su armadura y así poder resistir al adversario:
1-Yelmo de la salvación
2-La coraza de justicia
3-La espada del espíritu
4-El cinturón de la verdad
5-El escudo de la fe
6-El calzado de la paz
7- Vida llena de oración, clamor y suplica.
“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, CEÑIDA VUESTRA CINTURA CON LA VERDAD, REVESTIDOS CON LA CORAZA DE LA JUSTICIA, y calzados LOS PIES CON EL APRESTO DEL EVANGELIO DE LA PAZ; en todo, tomando el escudo de la fe con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del maligno. Tomad también el YELMO DE LA SALVACIÓN, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios. Con toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y así, velad con toda perseverancia y súplica por todos los santos;”
Efesios 6:13-18 LBLA
Nuestra meta debe de ser llegar a la plenitud de Cristo, en otras palabras, cambiar nuestra mente natural por la Mente renovada de Cristo. Por lo tanto, como seguidores de Cristo, debemos de practicar su metodología de reino la cual está moldeada en cada uno de los Evangelios: predicar, enseñar, sanar, liberar las almas que están atadas por el adversario.
Cuando aceptamos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, inmediatamente nos es entregado el Santo Espíritu, quien es el encargado de convencer y revelar toda buena acción del Hijo Glorificando al Padre.
Tenemos autoridad sobre todo dominio, potestad y sobre todos los gobernadores de las tinieblas.
Nuestros enemigos en ningún caso son nuestros familiares. Desde luego, nunca será nuestra espos@, no son nuestros hijos, no lo es. Contra carne y sangre, no. Nuestra lucha es contra todo el sistema diabólico, el cual transformó la gloria de Dios, en caos, destrucción, muerte, engaño.
Recordemos que, nuestro ser está compuesto por espíritu, cuerpo, y alma.
El cuerpo es todo lo tangible y visible de nuestro ser.
El Alma, tiene la curiosa capacidad de dividirse y ser llevada a zonas de cautividad o cárceles donde son oprimidas y maltratadas las 24 horas al día. En nuestra alma es donde esta todos nuestros sentimientos.
Y es muy difícil, dejar de operar con el alma, por eso podemos decir que, todos estos sentimientos que trabajan en nosotros son viscerales. Por eso, cuando somos jóvenes y nos enamoramos perdidamente decimos, le amo con toda mi alma.
El espíritu, es la parte de nuestro ser que está en contacto permanente con Dios. El espíritu nunca debe de abandonar el cuerpo, solo bajo una condición de muerte es cuando tiene autorización divina de dejarlo, de resto, un abandono puede ser utilizado por un demonio, (me refiero a aquellos que practican los viajes astrales y otras experiencias sensoriales, o permitir que los demonios los posean, diciendo son espíritus de hombres ya fallecidos) reclamando ese abandono voluntario, pero fuera de tiempo por parte del ser humano.
¿Sabías que eres más que un vencedor?
¡Cristo ya pagó por tu triunfo!
¡Desata ya, el poder de Cristo que está en ti!
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En esta enseñanza, hablaré acerca de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:
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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti
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