UN GRITO DE ANGUSTIA. 2
Hay un momento para todo, incluso para clamar.
En el estudio anterior, analizamos un poco la historia del Apóstol Pedro cuando este fue encarcelado por orden de Herodes. Recordemos como en medio de toda la angustia, la cual no solo estaba viviendo el propio Pedro, también la comenzó a vivir la propia Iglesia. Tanto es así que ellos estuvieron unánimes en oración clamando por el Apóstol:
“Por aquellos días, el rey Herodes hizo apresar a algunos miembros de la Iglesia con intención de torturarlos. Ordenó la ejecución de Santiago, el hermano de Juan. Al comprobar la satisfacción que con ello había causado a los judíos, se propuso encarcelar a Pedro en fecha que coincidió con las fiestas de Pascua. Una vez capturado, encomendó su custodia a cuatro piquetes, compuesto cada uno por cuatro soldados, con el propósito de juzgarlo públicamente después de la Pascua. Mientras Pedro permanecía bajo custodia en la cárcel, la Iglesia rogaba fervientemente a Dios por él. La noche anterior al día en que Herodes se proponía someterlo a juicio público, Pedro dormía entre dos soldados, atado con dos cadenas, mientras unos centinelas custodiaban la puerta de la cárcel. De repente apareció un ángel del Señor y un resplandor inundó la celda. El ángel tocó a Pedro en el costado, para despertarlo, y le dijo: —¡Rápido, levántate! Y al instante cayeron las cadenas de sus muñecas. El ángel volvió a hablarle: —Ajústate el cinturón y cálzate. Hecho esto, le dijo: —Ponte la capa y sígueme. Pedro fue tras él, sin saber con certeza si lo del ángel era o no real; a él le parecía todo un sueño. Pasaron el primer puesto de guardia, luego el segundo y, por fin, llegaron a la puerta de hierro que daba a la calle, la cual se abrió sola ante ellos. Ya en el exterior, caminaron un trecho y, sin más, el ángel desapareció de su lado. Pedro entonces volvió en sí y exclamó: —Ahora me doy cuenta de que el Señor ha enviado su ángel para librarme de las garras de Herodes y de la trama organizada contra mí por el pueblo judío. Después de orientarse, se encaminó hacia la casa de María, la madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde había muchas personas reunidas en oración. Llamó a la puerta principal; una joven sirviente llamada Rode se acercó a ver quién era y, al reconocer la voz de Pedro, se puso tan alegre que, en lugar de abrir la puerta, corrió al interior para avisar que Pedro estaba en el zaguán. —¡Estás loca! —le respondieron. Como ella insistía en que era cierto, comentaron: —Debe de ser su ángel. Mientras tanto, Pedro continuaba llamando. Cuando al fin abrieron y vieron que era él, quedaron atónitos. Él les hizo señas de que guardaran silencio y les refirió cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y concluyó diciendo: —Comuníquenselo a Santiago y a los otros hermanos. Seguidamente partió hacia otro lugar.”
HECHOS 12:1-17 BLPH
En la vida nos vamos a encontrar con situaciones donde manifestar la fe, pero debemos de tener bien claro que la obediencia a la fe, no conlleva razonamientos ni entendimiento, solamente requiere obediencia.
Pensemos en esto que le sucedió al Apóstol Pedro, imaginemos solo por un momento donde él se ponga a pensar: “ah no, esto es un sueño, aquí no hay ningún ángel”, simplemente se acomodará en la piedra de la cárcel y, ¡no lo siga!, por lo tanto, hoy estaríamos contando otra historia. Pero él, no razonó, ni se preguntó como se le quitaron las cadenas de sus manos, ni fue analizando como se abrían las puertas de la cárcel conforme el ángel y él caminaban, simplemente obedeció y siguió al ángel, este debe ser un estilo de vida en nosotros. Tenemos aprender a entender que aquel que nos conduzca a obedecer a Dios en todo lo que él nos hable, en todo lo que él nos enseña, en todo lo que él nos dicta, simplemente tenemos que seguirlo…
Tenemos que ser consecuentes con muestras clamores. Debemos que aprender a estar convencidos de que Dios hará, no nos quedemos pasmados como se quedaron en la casa de María, pues fue tal la confusión entre ellos, que cuando escucharon las palabras de Rode, quienes llegaron a pensar que era el fantasma de Pedro, quien había ido a tocar la puerta. ¿Cómo podemos estar pidiendo lluvia a Dios e ir en ropa de verano? ¿Cómo puede ser que la Iglesia este clamando por la liberación, pero cuando está ocurre consideran que es el fantasma de Pedro manifestado?
Una vez superada la prueba, en esos momentos podemos descansar y ver el milagro de Dios en nuestras vidas. Solo entonces podremos tomarnos una pequeña licencia para reflexionar, pensar y razonar para glorificar al Padre, tanto como lo hizo el Apóstol Pedro, después que se orientó, en otras palabras, cuando se convenció que esto no era un sueño sino una realidad en su vida. Así pues, cuando Pedro es consciente que Dios hizo tal tamaño de milagro de rescatarlo de la muerte, se reubica y se dispone a ir al lugar desde donde el clamor al Padre había salido para traerle la paz y confianza a todos aquellos que estaban siendo afectados por la situación que estaba viviendo. Es por esto, de la importancia al compartir el testimonio de los milagros que Dios hace en nuestra vida, sobre todo cuando ha habido un clamor por parte de la Iglesia de Cristo, para traer la gloria de la presencia de Dios y, así llevar a otros a vivir de gloria en gloria, tal como dice su palabra.
Clamemos como lo hizo Mardoqueo por toda la ciudad orando con grande y amargo dolor. Tanto como lo hizo la Iglesia por la liberación de Pedro. Como clama el papá del hijo prodigo hasta que este volvió a casa. Como clama Dios para que tú vuelvas a su regazo.
Pero tenemos que ser conscientes de no quedarnos en la fiesta de celebración del milagro, sino que debemos de continuar el mandato al cual nos dieron, porque debemos de llevar a otros el mensaje de salvación, debemos de seguir con el clamor y así llegar a una continua intercesión de los unos por los otros, para que se haga realidad: “hágase tu voluntad en los cielos como en la tierra”.
¿Compartes todos tus testimonios delante de las personas?
¿Sabes llevar a otros a los píes de Cristo?
¿Necesitas que hoy estemos clamando por ti?
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En esta enseñanza, hablaré acerca de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:
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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti
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