ESTAMOS UNGIDOS

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La unción produce resultados exponencialmente  extraordinarios.

Esta mañana me desperté con el inmenso deseo de adorar a Dios. Saqué la guitarra, comprobé la afinación y comencé. Fije un G+, para comenzar a adorar, sin embargo al pasar unos minutos en un simple ciclo de G+, E- y C+, comprendí que no estaba haciendo nada. Mi mente estaba aún en la cama y con los sueños de la noche anterior (aún espero saber si fue la hamburguesa que cené o realmente Dios me habló…Es broma) lo cual me llevó a tomar la decisión de detenerme por un momento y considerar lo que realmente estaba haciendo. Muchas veces, este es un ejercicio que me gusta hacer, detenerme a pensar y analizar. En el tratado anterior titulado “Responsables y Apasionados”, hago una comparativa entre estas acciones, me ha servido tanto para aprender y reflexionar sobre todos los aspectos que tengo en la vida; si no lo has leído te invito a hacerlo. Para algunos predicadores, resultará fácil decir o hablar, porque hace parte de su función dentro de una congregación, el predicar. Pero para mí, cada vez que enseño, lo trato de hacer desde la experiencia, desde los hechos  ya vividos. Porque una vida de testimonio hablará más que la elocuencia y verborrea demostrada por algunos.

Lo que más me impactó de conocer la vida de Jesucristo fue que todo lo que hizo, lo convirtió en una predicación. A partir de un milagro, sacó la enseñanza que dio a las multitudes. Después de un encontronazo con un Fariseo o Escriba, manifestaba una charla magistral donde los ponía a raya y nos dejaba el registro de todo lo que deberíamos de hacer. Porque Jesucristo, sabía perfectamente quién era él:

“El Espíritu del Señor DIOS está sobre mí, Porque me ha ungido el SEÑOR Para traer buenas nuevas a los afligidos. Me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, Para proclamar libertad a los cautivos Y liberación a los prisioneros; Para proclamar el año favorable del SEÑOR, Y el día de venganza de nuestro Dios; Para consolar a todos los que lloran, Para conceder que a los que lloran en Sión Se les dé diadema en vez de ceniza, Aceite de alegría en vez de luto, Manto de alabanza en vez de espíritu abatido; Para que sean llamados robles de justicia, Plantío del SEÑOR, para que Él sea glorificado.”

Isaías 61:1-3 NBL

Jesucristo es el Hijo de Dios, nació con esta condición pero se hizo nuestro Salvador, por la unción prometida y recibida, tal fue su unción y el grado de obediencia que lo llevó a la Cruz para ser nuestro Redentor. Este es el momento del cumplimiento de la promesa de Isaías y te demuestra con  un simple hecho, Cristo predicaba:

“Cerrando el libro, lo devolvió al asistente y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él. Y comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que han oído». Todos hablaban bien de Él y se maravillaban de las palabras llenas de gracia que salían de Su boca, y decían: «¿No es este el hijo de José?». Entonces Él les dijo: «Sin duda me citarán este refrán: “Médico, cúrate a ti mismo; esto es, todo lo que oímos que se ha hecho en Capernaúm, hazlo también aquí en Tu tierra” ». Y Jesús añadió: «En verdad les digo, que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. Pero en verdad les digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y cuando hubo gran hambre sobre toda la tierra; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta, en la tierra de Sidón. Muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio». Y todos en la sinagoga se llenaron de ira cuando oyeron estas cosas, y levantándose, echaron a Jesús fuera de la ciudad, y lo llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para tirar a Jesús desde allí. Pero Él, pasando por en medio de ellos, se fue.”

Lucas 4:20-30 NBL

Jesucristo no actuó nunca por un talento natural, siempre lo hizo bajo la unción. Lamentablemente nosotros, desde luego que me incluyo, en muchas ocasiones hacemos las cosas por hacerlas. Nos convertimos en personas activistas, pretendiendo vivir y decir que lo hacemos con la unción de Cristo, pero no deja de ser,  más que una escenificación religiosa vacía. Como me ocurrió esta mañana al tratar de adorar a Dios. 

Nuestra buena vida espiritual, siempre se va a ver comprometida y maltratada, cuando permitirnos ser moldeados por esquemas religiosos y activismo aunque sean de la Iglesia. Esto es tan peligroso que incluso he visto familias enteras estar a punto de sucumbir por dicho activismo religioso carente de toda unción divina.

El activismo da resultados pero no transforman vidas, mientras que la unción demuestra resultados extraordinarios.

Cuando trabajas con la unción divina, derrotas a gigantes…Recuerda que el ejército de Saúl, estaban bien organizados y listos para la batalla, pero eran unos cobardes.

He podido participar en cientos de actividades de la Iglesia, pero cuando he visto mover el Espíritu Santo, he comprobado que lo hace en hombres y mujeres que han sabido pagar el precio de permanecer en Su presencia y obedecen todos Sus mandatos. Nunca he visto esa unción sobre un edificio, sobre un micrófono, sobre una organización, etc.   Lo veo sobre seres humanos que desean edificar vidas, extender el reino de Cristo y Su justicia, llevando una vida extraordinariamente abundante.

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En esta enseñanza,  hablaré acerca  de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:

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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti