13 de octubre de 2019

¿GOBERNANTES O MENDIGOS?

¿GOBERNANTES O MENDIGOS?


Lo que me gobierna, es lo que me manda.






Tratar de comprender todo lo que ocurre en el mundo espiritual, es una tarea muy ardua, pero no imposible. Contamos con la revelación del Espíritu Santo, si así se lo pedimos. Otro punto clave, es entender quién soy, cuál es la posición que tengo en Cristo y sobre todo cuál es el papel relevante que tengo, en la extensión del Reino de los Cielos.

En mis comienzos en el cristianismo, deseaba comerme el mundo, sin embargo, mantenía un sentimiento de conmiseración tan absurda, la cual siempre provocó un aislamiento social y eclesiástico en mí vida. Consideraba que todo el mundo me señalaba. Siempre analizaba que supuestamente estaba en un tremendo pecado. Reflexionaba  que mis ideas y proyectos no tenían valor alguno; los conceptos de las otras personas eran más importantes que las mías, por eso poca ideas creativas daba y si comenzaba una, era poco perseverante. Hasta que comprendí el propósito, destino y sueño de Dios en mí.

“Dios puso todas las cosas bajo el poder de Cristo, y lo nombró jefe de la iglesia. Cristo es, para la iglesia, lo que la cabeza es para el cuerpo. Con Cristo, que todo lo llena, la iglesia queda completa. Le pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, es decir, al Padre maravilloso, que les dé su Espíritu, para que sean sabios y puedan entender cómo es Dios. También le pido a Dios que les haga comprender con claridad el gran valor de la esperanza a la que han sido llamados, y de la salvación que él ha dado a los que son suyos. Pido también que entiendan bien el gran poder con que Dios nos ayuda en todo. El poder de Dios no tiene límites; con ese mismo poder Dios resucitó a Cristo y le dio un lugar en el cielo, a la derecha de su trono; con ese mismo poder, Dios le dio a Cristo dominio sobre todos los espíritus que tienen poder y autoridad, y sobre todo lo que existe en este mundo y en el nuevo mundo que vendrá.”
Efesios 1:17-23 TLAI


Al leer realmente la historia de Dios con la humanidad, es decir, con el pueblo de Israel, encontraremos que, Dios puso en la mentalidad del ser humano, (me remonto también a los hechos de la creación), la capacidad de gobernar. Pero el problema surge  o esta en la gobernabilidad sobre aquello que se gobierna. Ya sea sobre las cosas o elementos (recordemos a Jesucristo haciéndolo sobre las tormentas) y sobre las personas (te propongo 2 ejemplos, cuando mandó a los 70 a predicar y, cuando nos dejó la Gran Comisión). 

Tenemos muchas promesas, y ciento de ellas nos hablan de nuestra capacidad de ser gobernantes y no de ser mendigos.

El problema de la gobernabilidad radica en nuestra falta de integridad. Pues nuestros hechos o acciones no corroboran lo que decimos o proclamamos.

Hablando con mi hijo Juan, él siempre me critica lo repetitivo que suelo ser o lo recurrente que soy con la necesidad de cambio de mentalidad, pero a la verdad, depende de esta transformación de mentalidad a la Mente de Cristo, que vivamos el modelo que Dios, desea sobre cada uno de nosotros.






¿Por qué les costó 40 años al pueblo de Israel el Éxodo?

Ellos podían gobernar y tener gobernabilidad pero sus mentes estaban ancladas en la servidumbre que durante 400 años, ellos se acostumbraron y  les permitió comer cebollas y lentejas en Egipto. Ese traslado tendría que durar solo 120 días, pero ellos no estaban dispuestos a morir a esa vieja manera de pensar que los esclavizaba, rememorando los supuestos placeres de Egipto, en vez de dispensar y proporcionar su vida a lo que les deparaba en la Tierra Prometida.

Si permito que las necesidades me gobiernen, ellas serán las que nos mandan. Cuando permito que los propósitos, los sueños y el destino de Dios, me gobiernen…Estás serán las que me manden.

Tenemos esas promesas que nos acercan a nuestra identidad como hijos de Dios, haciendo hincapié en todas las que tenemos en Efesíos 1, donde se declara que ya somos gobernadores con capacidad de soluciones de promesas (gobernabilidad). Por lo tanto, tenemos que tomar consciencia, pues nuestras ideas deben de ser gobierno y servicio conforme son los de Cristo.

Dejemos de ser víctimas, por lo tanto, ejerzamos la autoridad y gobierno, sirviendo a los demás. Provocando el cambio que estamos deseando. 
   
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En esta enseñanza,  hablaré acerca  de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:

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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti



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