¡MÍ NUEVO CARÁCTER: HACIENDO SU JUSTICIA!
Hacer justicia, es ocuparnos de las injusticias del mundo.
A lo largo de la vida cristiana, nos encontraremos con frases hechas. Muchas de ellas, corresponderán a una enseñanza tradicional, sin embargo, al estudiarlas nos encontraremos con la realidad y es que estas frases nada tienen que ver con Dios o por lo menos, no inciden con el sentir de Dios.
Una de ellas es hacer justicia. Cuando pensamos en la justicia, inmediatamente nos viene a nuestra mente la imagen de “Themis”, diosa del panteón griego. Ella sostiene en una mano la espada y en la otra un balanza, emulando la equidad con el rigor. Y nuestra mentalidad, considera que la justicia de nuestro Dios, es igual a la propuesta por el pensamiento griego, pero esto está tan fuera de la realidad divina.
El mayor exponente de la justicia tanto la humana como la divina fue Jesucristo, así que nos advirtió:
“Porque les digo a ustedes que si su justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos.”
Mateo 5:20 NBL
Entonces, podríamos observar que la justicia tiene que superar toda religiosidad y esquema humano. Más allá de los atavíos que otros pretendan imponernos. Esas enseñanzas culturales y tradicionales acerca de la justicia frente a Dios, realmente no significa nada. Si pudiéramos hacer una radiografía a lo escrito por medio de los profetas, analizaríamos que la mayor exigencia de nuestro Dios, es hacer justicia social a las viudas, huérfanos y extranjeros, considerando por lo tanto que se hará en el ámbito físico como espiritual.
Más adelante, Jesucristo nos enseña:
“Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por tanto, no se preocupen por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástenle a cada día sus propios problemas.”
Mateo 6:33-34 NBL
Nadie nos dice que la tarea será fácil, solo que contamos con el Espíritu de Cristo, morando en nosotros, pues encontrar Su reino y Su justicia, sincera y sencillamente, es una labor que nos tomará toda la vida. Tratando de conocer un poco el corazón de nuestro Dios, hemos aprendido que, cada vez que decimos conocer todo de él, Dios viene y nos desbarata dicha hipótesis, pues él es soberano y se revela tan solo a quien él quiere.
Los seres humanos somos tan ciegos e insensatos, que procurando llegar a la justicia divina, nos desviamos y hacemos nuestra propia justicia. Hace un momento dije que Jesucristo fue el mayor exponente de la justicia, pero recordemos que murió como él más vil de los pecadores sin haber conocido la maldad o el pecado. La muerte en una cruz, era considerado como el peor castigo que se le daba a un reo, siendo Jesucristo el mayor exponente de la justicia humana y divina, su justo juicio, fue la peor condena nada a un ser humano.
Quizás, por esto el Apóstol Pablo dijo:
“Pues desconociendo la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios.”
Romanos 10:3 NBL
La raza humana, tratará siempre de justificar sus injusticias por medio de la justicia divina. Lo hemos estudiado a lo largo de la historia. Lo podemos observar en nuestra propia historia. Pero una vez más, tenemos que considerar que la justicia de nuestro Dios es hacer bien a las viudas, huérfanos y extranjeros, en el ámbito físico como en el espiritual. Si deseas indagar más sobre está revelación te invito a leer la serie que publiqué en marzo/2019 titulada: El amor en acción.
Dejemos de ser necios, sometámonos a la justicia divina y confiemos en él, pues Dios no es hombre para mentir.
A propósito, para tener la verdad siempre por delante. Bajo mi necesidad de servir a las iglesias, me gustaría contactar personalmente contigo y la comunidad cristiana que a diario leen este devocional, visitarlos, tomarnos un café y trabajar con Ustedes, seguiré enviando este mensaje para obtener respuesta vuestra. Tienen todos mis contactos en la parte inferior de este mismo.
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En esta enseñanza, hablaré acerca de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:
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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti
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