¡MÍ NUEVO CARÁCTER: INVIRTIENDO EN LA PALABRA!

¡MÍ NUEVO CARÁCTER: INVIRTIENDO EN LA PALABRA!

Soy doblemente culpable, por ignorante y por aceptarlo.

La letra pequeña, esta terrible costumbre de los asesores bancarios en España, seguro que a nivel mundial será igual, fue abolida hace poco. Por lo menos, fue enmendada. Con ella se pretendía qué:  “aquellas cosas” que el banco no deseaba que su cliente conocieran o fueran consientes de ello quedaran ocultas. Pero esos  pequeños detalles, aparentemente ocultos, realmente salpicaron en la cara de más de uno, por ejemplo, a este servidor vuestro quien os escribe. Trataré de explicarles brevemente: en un asunto judicial en una compraventa de inmuebles, perdí el apartamento contra el banco (esto era de suponer) pero lo cruel de todo esto, no fue solo perder esta casa, lo increíble  de toda esta circunstancia es, saber que la deuda no se rebajó nada, sino que aumentó, un 50% del valor inicial de la hipoteca. Al ver este abuso, considerando que era usura, deseé interponer una demanda, por lo tanto y visitando a un abogado, el letrado y el procurador al estudiar el caso, lo primero que leyeron fue…si, la letra pequeña. En ella, constaba exactamente el valor, en caso de incumplimiento hipotecario por parte mía. Ellos, es decir el banco,  no me habían engañado, estaba por escrito, firmado y ratificado por mí, aunque estuviera en aquella parte que uno nunca lee. Un cuarto de millón deberé de pagar al banco, todo por no leer detenidamente y aceptar como borrego todo lo que me ponen por delante.

Lo mismo ocurre en la vida cristiana, escuchamos predicaciones, sermones. Asistimos a cuanto congreso y seminario podemos. Es más, sin ánimo de desanimar, escuchamos horas y horas a motivadores y gurús que nos dicen como debemos hacer las cosas. Todo esto está bien. El problema surge, cuando a la vuelta de la esquina tenemos un serio problema y sin una base firme o solida, pretendemos acercarnos a Dios, exponerle nuestros problemas y pedirle que nos ayude. Pero, hay unos cuantos detalles que solemos pasar por alto.

- Se nos olvida, que tenemos un fiscal, el adversario, que viene con todas, arrasando y tratando de movernos el piso para hacernos caer, y a él, al fiscal, no podemos llegar con argumentos tales como: “mi pastor enseñó, yo escuché que Fulanito de Tal predicó y dijo…” No, lo siento, las cosas con el adversario no van así, es Jesucristo, nuestro abogado quién nos defiende, pero siempre lo hará desde los argumentos expuestos en la palabra de nuestro Dios, la Biblia.

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;”

1 Pedro 5:8 RVR1960

“palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros.”

Tito 2:8 RVR1960

- Nosotros, estamos en este momento, en un breve periodo de la historia, el adversario lleva aquí desde el Génesis de la Creación. Por lo tanto, él conoce y sabe por donde tiene que golpear. Él será el adversario, pero si hay algo bueno en él, es que este sabe hacer bien su trabajo de perverso. 

- Dios nos advierte claramente, una y otra vez, su deseo de grabar en nuestros corazones, Su palabra. ¿Conoces realmente este proceso? ¿Están guardados en ti, todos Sus dichos y promesas? Si tú, pretenciosamente, deseas acercarte con tú problema a Dios, y decirle con falsas expectativas y soluciones a esta situación concreta, permíteme  abrirte los ojos, las cosas con Dios no van así, él solo responderá a lo que hay en tú corazón.

“Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.”

Jeremías 31:33 RVR1960

Lo que si está claro, si tú eres de los que consideran: no tengo tiempo para estudiar la palabra de nuestro Dios, entonces permite confrontarte y decirte, no tienes nada en tú corazón para decirle a Dios, cuando te llega un serio problema. De igual manera, dejarás sin argumentación solida a Jesucristo, nuestro abogado, delante del fiscal para que te defienda.

“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.”

1 Juan 2:1 RVR1960

No pretendo que estudies Hebreo o Griego para leer la Biblia en su idioma original. Te digo, que igual que gastas tiempo en ver novelas, podrías comenzar a invertir tiempo en orar y leer la Biblia. Siendo aún más desafiante, si el tiempo que dedicas a estar en actividades aún dentro de la congregación, comienzas a buscar a Dios sinceramente y a estudiar, no solo leerla, Su palabra, te garantizo que tienes una barbaridad de promesas, cerca de 3500 disponibles para ti, que puedes grabar en tu corazón y así, comprenderás todo lo que necesitas saber de la Biblia, desde luego de Dios.

Por último, déjame recordarte lo que sabiamente enseñó Pablo:

“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad.”

2 Timoteo 2:15 NBL

¿Manejas con precisión la palabra de la verdad?

¿Conoces realmente de lo que estás hablando?

¿Estás aprobado delante de nuestro Dios y de los hombres?

A propósito, para  tener la verdad siempre por delante, bajo mi necesidad de servir a las iglesias, me gustaría contactar personalmente contigo y la comunidad cristiana  que a diario leen este devocional, visitarlos, tomarnos un café y trabajar con Ustedes, seguiré enviando este mensaje para obtener respuesta vuestra. Tienen todos mis contactos en la parte inferior de este mismo.

Comparte este post, permite que otros se beneficien de la bendición de leerlo, quizás están buscando el Camino y esta sea la forma de encontrarlo a él. Pues #hechos29laobrainconclusa es una realidad.

En esta enseñanza,  hablaré acerca  de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:

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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti