21 de noviembre de 2019

¡MÍ NUEVO CARÁCTER: LA PAZ!

¡MÍ NUEVO CARÁCTER: LA PAZ!




Lo que tanto anhela la humanidad, nosotros ya la tenemos.











Jesucristo dijo: 

“Jesús le dijo*: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.”
Juan 14:6 LBLA


Hay tantas verdades guardadas en este texto, pero no será este el estudio de hoy. Simplemente deseo que guardemos y atesoremos la expresión: Yo soy la Verdad. Con este mero dicho, deberíamos  créerle a Jesucristo todo lo que él dijo. Por lo tanto, tendríamos que estar viviendo el estilo de vida que él nos propone. Una vida que él mismo nos dio ejemplo y modelo a seguir. 






Muchas veces utilizamos expresiones cristianas tan regularmente que se vuelven muletillas. Una de ellas es: Dios te bendiga, igualmente sin entender claramente todas las implicaciones que significa dicha expresión. Otra de ellas es la palabra paz. Esta hermosa palabra está englobada en la palabra Shalom, según una página web, esto es lo que significa: Shalom significa paz, bienestar y es una forma de saludo o despedida entre los Judíos. La palabra shalom tiene origen en el idioma hebreo, שלום, y transmite un deseo de salud, armonía, paz interior, calma y tranquilidad para aquel o aquellos a quien está dirigido el saludo. En hebreo las palabras van más allá que una palabra pronunciada sino que engloba en sí la emoción, la intención y el sentimiento. Es por ello que en varios pasajes de la Biblia se encuentra la palabra shalom, que significa paz, deseo de bienestar entre las personas, las naciones, o entre Dios y el hombre.






Por ello no deberían sorprendernos las palabras nuevamente pronunciadas por Jesucristo al decir:                                                                                                                                                      

“La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”
Juan 14:27 LBLA








Es por ello, que al desear  y anhelar tener paz, estamos hablando de un estado de bienestar integral. Esto nunca lo dará un gobierno socialista o popular. La paz, solo la puede dar Dios, porque implica todas las áreas de nuestras vidas de manera global: sanidad, buenas relaciones, económica, salud, prosperidad…Etc.

Pero las cosas aquí no terminan, miremos otro dicho de Jesucristo: 
                                                                                           
“Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.”
Mateo 5:9 LBLA

¿Cuántas veces nos hemos acercado a Dios reclamando porque somos sus hijos?
¿Cuántas veces hemos procurado la paz, o al contrario hemos sido precursores de la violencia?






Como ser humano tengo una tarea pendiente por hacer, he de confesarlo. En el colegio que trabajo, todos los días veo una violencia terrible, tanto física como espiritual en los estudiantes y evidentemente en los profesores que muchas veces no saben que han de hacer. Yo veo a estos jóvenes, muchos de ellos son meros niños entre 6 y 8 años, con depresión, ataques de ansiedad e histeria. Pero los que están en el rango entre los 12 y 15, no tenemos jóvenes de 16 aún, las cosas se recrudecen. Esta semana al golpeado a un profesor. Han destrozado todos sanitarios de los chicos. Como las paredes son de yeso, las van reventando por varias  partes…En fin, muchos días solo apetece poner el candado y cerrar el colegio. Pero surge dentro de mí, esa inmensa necesidad de pensar tanto como Jesucristo lo haría. Él les daría la oportunidad de cambiar sus vidas y les ayudaría en medio de sus problemas y dificultades. Les extendería la mano y realmente les diría: paz, y en su origen hebreo Shalom.  

La felicidad es un sentimiento pasajero, la paz es profunda y nace también desde nuestras entrañas. Conlleva un beneficio personal que involucra a todas las personas que tenemos a nuestro alrededor. Por eso debemos estar predispuestos y dispuestos a brindar la paz que ya está en nosotros, a todos aquellos que la están requiriendo. Así como la compasión nos lleva a ponernos los zapatos ajenos y vivir su dolor, la paz que anhela este ser humano, debemos influenciar, para que él la tenga. 

Debemos ser agentes de paz. Agentes representantes de Cristo, trayendo a la sociedad, todo aquello que necesitan. Tú ya estás gozando de esa paz, ¿qué te hace falta, para que salgas a compartirla?


A propósito, para  tener la verdad siempre por delante. Bajo mi necesidad de servir a las iglesias, me gustaría contactar personalmente contigo y la comunidad cristiana  que a diario leen este devocional, visitarlos, tomarnos un café y trabajar con Ustedes, seguiré enviando este mensaje para obtener respuesta vuestra. Tienen todos mis contactos en la parte inferior de este mismo.

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En esta enseñanza,  hablaré acerca  de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:

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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti






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