¡MÍ NUEVO CARÁCTER: RECONSTRUCTOR DE VIDAS!
Estar enamorado de Jesucristo es vivir por él, manifestar sus obras, considerar que todo lo que él enseñó es digno de ser imitado y puesto como referente en nuestras vidas. Cuando hacemos la oración de fe, en la cual aceptamos al Señor Jesucristo como nuestro Salvador, Sanador, Libertador, haciéndolo nuestro Rey, realmente estamos declarando nuestro amor por él, tanto como lo hacemos delante de la persona que hemos decidido amar para toda nuestra vida. Con la gran diferencia que este si es un compromiso eterno, Dios lo cumplirá y nunca se apartará de ti. Nosotros deberíamos de cultivar esa relación y cuidar nuestra fe, para también podamos cumplir con este pacto, pues aunque nos desviemos, Dios siempre nos levantará, nos levantará, nos restaurará, nos reconstruirá.
Como cristianos, nos gusta usar el poder que tiene la palabra de nuestro Dios, la Biblia. En algunas ocasiones, no entendemos lo que significan, mucho menos comprendemos el contexto que conllevan. Uno de ellos es:
“Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.”
S. Lucas 4:17-21 RVR1960
En este precioso momento de la vida de Jesucristo, fue el que marcó un antes y un después de la historia de la humanidad. Resulta que hace muchos siglos atrás, Dios había pactado, en el Monte Sinaí una alianza especial con el pueblo de Israel para que, fueran luz y guía para otras naciones y juntos glorificaran su Santo nombre. Había en este pacto, un compromiso mutuo, el cual y desde luego, el ser humano no fue capaz de cumplir. Dentro de uno de esos decretos estaba que cada 49 años, se celebrará el año del Jubileo. En este año, que es uno muy especial, nadie, ni nada, debía trabajar. Era un año solemne, por lo tanto en el año previo se recogía el doble de la cosecha, y así estar bien servidos durante estos dos años y de esta manera también, la tierra y los animales, es decir, la creación descansarían. Contenía igualmente una cláusula especial: todo lo que había sido secuestrado o retenido por incumplimiento económico debía volver a su dueño original, fueran tierras o seres humanos. Pero el pueblo de Israel, nunca celebró el Jubileo en toda su historia como nación escogida y que debían demostrar, la misma misericordia con la que ellos fueron tratados por Dios, al ser liberados de la opresión de Egipto.
Este es el pasaje original, el cual Jesucristo habló:
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados;”
Isaías 61:1-2 RVR1960
Tenemos que aprender a reconocer por lo tanto nuestra función aquí en la tierra y en la vida. Cada cual con su propia asignación y propósito. Y hacer de todos los días, el año del Jubileo.
Versículos adelante, encontraremos la aplicación de estos:
“Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones.”
Isaías 61:4 RVR1960
Cuando escuché esta predicación por primera vez en boca del Pastor Daniel Chamorro, recuerdo que él nos hizo saludarnos entre la congregación como: ingeniero, ingeniera, albañil, etc…Utilizamos palabras relacionadas con obra civil y la albañilería, porque está es nuestra función principal en la vida del ser humano, tanto como en la familia como en la sociedad.
Las ruinas de las vidas sumidas en las drogas, alcohol, inmoralidad, etc. Todo aquello que se ha derrumbado en nuestras vidas: un divorcio, la muerte prematura de un ser amado, una fuerte quiebra económica, etc. Restaurar los muros caídos, los cuales han sido utilizados por el adversario para hacer grietas tremendas, las cuales nos han alejado aun de la misma presencia de nuestro Dios. Reconstruir casas en ruinas, en forma integral, nuestras vidas, nuestras familias, nuestra sociedad.
Somos portadores de buenas nuevas. Vivamos un evangelio auténtico, restauremos diariamente el año del Jubileo, para que se manifieste el poder de Cristo en cada uno de nosotros, siendo luz y guía para todas las naciones de nuestro alrededor.
A propósito, para tener la verdad siempre por delante. Bajo mi necesidad de servir a las iglesias, me gustaría contactar personalmente contigo y la comunidad cristiana que a diario leen este devocional, visitarlos, tomarnos un café y trabajar con Ustedes, seguiré enviando este mensaje para obtener respuesta vuestra. Tienen todos mis contactos en la parte inferior de este mismo.
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En esta enseñanza, hablaré acerca de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:
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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti
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