¡CAMBIASTE MÍ LAMENTO!

¡CAMBIASTE MÍ LAMENTO!

Así, que me quiten lo bailado.

Dentro de la simbología de revelación cristiana, encontramos que la palabra noche la podemos extrapolar como, problema o dificultad.  Así pues, cuando leemos que el salmista fue escuchado en medio de la noche, diríamos: el salmista fue escuchado en medio del problema o la dificultad. Cuando Cristo, caminó en  medio del lago, lo hizo en plena noche, es decir en medio del problema, por eso mandó y calmó las aguas. Y todo esto nos enseña que, deberíamos eliminar de nosotros, todos los pensamientos mágicos y reconocer que Dios mismo, nos está advirtiendo que vendrán pruebas y dificultades.

“Cantad alabanzas al SEÑOR, vosotros sus santos, y alabad su santo nombre. Porque su ira es solo por un momento, pero su favor es por toda una vida; el llanto puede durar toda la noche, pero a la mañana vendrá el grito de alegría.”

Salmo 30:4-5 LBLA

Este momento tan duro, va a pasar. Esta circunstancia nefasta tiene fecha de caducidad. El célebre escritor colombiano Gabo escribió: “no hay mal que duré cien años” y el corrillo popular le responde: “ni cuerpo que lo resista”. Dios sabe hasta donde puedes soportar la prueba. La evidencia de todo esto está en: él siendo Dios no escatimó esto y se despojó de su deidad, tomando forma de hombre, se entregó por nosotros, y en la Cruz del Calvario, pagó por todos nuestros pecados para hacernos libres. 

“Escucha, oh SEÑOR, y ten piedad de mí; oh SEÑOR, sé tú mi socorro. Tú has cambiado mi lamento en danza; has desatado mi cilicio y me has ceñido de alegría; para que mi alma te cante alabanzas y no esté callada. Oh SEÑOR, Dios mío, te alabaré por siempre.”

Salmo 30:10-12 LBLA

Ya somos libres, aún en medio del dolor. Ya estamos sanos, aunque transitemos en medio del hospital. Ya somos  prósperos, aunque no tengamos con que comer. Deberíamos  tener la  plena confianza que Dios, ya obró a nuestro favor. 

Algo que me cuesta horrores es adorar en medio de la prueba y dificultad, entre las lágrimas y las ganas de vomitar por la desesperación. Pero al final de la contienda, he aprendido a levantar la copa de la Salvación. No miento y quienes me conocen saben que es así, porque mi estilo de vida es: “ser adorador”. Si quieres saber más de mí, aquí te dejo mis contactos:

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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.