¡LUCHEMOS POR LO ETERNO!
Aunque sean duras las pruebas, estás nos prepararán.
No conozco al primer ser humano que disfrute en medio de las pruebas y dificultades. Todos, tendemos a quejarnos y criticar el por qué esto nos esta sucediendo. No importa la condición social, económica o religiosa. Todos, absolutamente todos, lo hacemos. Dentro de la propia Biblia, encontramos un sin número de ejemplos de estas quejas, pero prefiero esforzarme en mostrarte la otra parte:
“Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”
2 Corintios 4:16-18 LBLA
Si, es normal que nuestro semblante disminuya. Es totalmente comprensible que en el momento de la prueba, nuestra cara cambie. Es por ello, la imperiosa necesidad de renovarnos día tras día, tanto como las Águilas que entran en un doloroso proceso de renovación para vivir otros 70 años. Toda aflicción, aún la muerte de un ser amado, debería ser transitoria <no digo que no se deba llorar, ni mucho menos hacerle luto en estos precisos momentos, lo recomiendo totalmente> pero somos nosotros quienes alargamos esta aflicción. Si consideráramos lo que vamos a vivir eternamente, aprenderíamos a vivir las penas, aflicciones, pruebas y problemas de otra manera, comprendiendo que todo lo que estamos pasando, Cristo lo superó por nosotros y en la eternidad, ya no lo volveremos a vivir.
“¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin permitirlo vuestro Padre. Y hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. Así que no temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos.”
Mateo 10:29-31 LBLA
Nosotros somos hijos de Dios, somos valiosos para él. Dios se encarnó como un ser humano, para entendernos y ayudarnos a superar cada momento difícil. Dios tiene contado hasta los pelos de nuestra cabeza. Entonces, ¿tendremos qué vivir en angustia? ¿No sabremos cuál es la salida a cada problema? ¿No aceptaremos lo que ha de venir y lucharemos por la meta final?
Una ves más, asumamos el riesgo de aceptar sinceramente a Cristo en nuestros corazones, pero sobre todo en nuestras mentes, para que nuestra mente natural muera y resucite en la Mente de Cristo que nos renueva las fuerzas cada día y nos ayuda a ver tal como Dios ve. Yo lo hice y te prometo que esto es lo más real que he podido vivir. Espero tu testimonio, estos son mis contactos:
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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.
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