UN ENCUENTRO CON MÍ PROPÓSITO:
¡DELANTE DE LOS OJOS DE DIOS!
Que bueno es saber que los estándares de valores de Dios, son tan diferente a los nuestros. La problemática es, nosotros no buscamos agradar a Dios, sino que nuestro anhelo es agradar a los hombres. Vivimos por los altos estándares de esta sociedad, por ello, equiparamos la posibilidad de servir, por aquello que marca la sociedad, antes que lo dicta Dios. Hace poco tuve una buena discusión teológica con un buen amigo, él me alegaba que no se debería de ejercer ministerio, si el pastor no había estudiado Teología, por mi parte, yo le dije: Yo soy pastor por llamamiento no por nombramiento, mis estudios teológicos son para satisfacer una sociedad, pero esta nunca me ha enseñado, ¡cómo es el corazón de Dios!
“Y el SEÑOR dijo a Samuel: ¿Hasta cuándo te lamentarás por Saúl, después que yo lo he desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y ve; te enviaré a Isaí, el de Belén, porque de entre sus hijos he escogido un rey para mí. Y Samuel dijo a Isaí: ¿Son estos todos tus hijos? Y él respondió: Aún queda el menor, que está apacentando las ovejas. Entonces Samuel dijo a Isaí: Manda a buscarlo, pues no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga acá. Y envió por él y lo hizo entrar. Era rubio, de ojos hermosos y bien parecido. Y el SEÑOR dijo: Levántate, úngele; porque este es. Entonces Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos; y el Espíritu del SEÑOR vino poderosamente sobre David desde aquel día en adelante. Luego Samuel se levantó y se fue a Ramá.”
Tuvieron que pasar todos los hermanos de David, delante de Samuel para ser supuestamente ungidos como el nuevo rey, antes que él, porque los valores del Profeta eran muy humanos, algo normal sinceramente. Para Dios, lo importante es lo que hay en el corazón de aquel a quien él va a utilizar. Así que, es labor nuestra despojarnos de las consecuencias de aquellos prejuicios naturales que solemos tener. A David, no le importó ser el último en ser llamado, él se llevó no solo el reino, sino la plena bendición de nuestro Dios. Quitémonos pues, todas las ataduras que posiblemente hubiéramos sufrido por el menosprecio de los seres humanos.
Yo vivo en pos del propósito divino, estando convencido de que lo vil y despreciable, Dios llamó, para avergonzar a lo selecto de esta sociedad, 1 Cor 1:28 y ¿tú, aún vives intentando impresionar a los hombres? Déjame conocer tu testimonio, tienes todos mis contactos aquí:
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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.