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29 de mayo de 2020

3 VICTORIAS

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Ya estaremos contando ese nuevo milagro











                EL día anterior invite a escribir testimonios de los milagros extraordinarios de Dios, este nos lo envía Andy Victoria.


Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?

Juan 11.40 RV60



Vivo en la Ciudad de México, mí madre Iguala, Guerrero, México. Nos dividen 3 horas de camino en carretera más dos horas más de camino de mí casa a la carretera. 


Ella ha sido tratada por años de riñón a través del ISSSTE (es maestra jubilada). Le llegué a acompañar a varias citas en el transcurso de estos años, pues trato de viajar seguido a verle. La pandemia decretada, me dejó en una situación económica difícil: al pasar el primer mes de decretada en mí país, recibí una llamada,   ella estaba enferma y yo me puse a orar solamente, no hice nada por ir, pese a que yo sentía que debía hacerlo. Tres veces intentaron internarla desde el 30 de abril del 2020. Los tres intentos fueron fallidos.


Oré para que Dios le diera a mi hermana sabiduría y por toda contestación mi hermana me llamo pidiéndome ir. En ese momento empecé a buscar la forma de llegar y Dios mando inmediatamente el boleto. Llegué en la noche y mi mamá estaba recostada en el sillón, sus ojos hundidos y con un aro negro, no estaba coherente. Yo oré mucho y todo el camino me fui investigando lo que era entrar a un hospital de gobierno en estas épocas. Ninguna opinión era buena. Unos dijeron que el Covid19 estaba ahí y otros me dieron testimonio, aunque no lo tuvieras, te etiquetaban con él.


Consulte doctores, periodistas y trabajadores de salud, amigos míos, quienes me ayudaron, pero me pidieron no hablar de lo que me dijeron. Así que yo, llegue más que convencida de que no debía llevar a mi mamá a internarla y que Dios había cerrado esa puerta. Intente convencer a mí familia de estas visiones, pero no me creyeron, de hecho se burlaron de mí. 


A la mañana siguiente, oré nuevamente, pedí ayuda a siervos y a hermanos en oración. Me límite a acompañar a mi madre junto con mi papá al hospital; les advertí que si yo veía algo adentro (pues era yo la única que podía ingresar con ella por las reglas de edad y demás que nos impusieron) no iba a escatimar en salir de la forma que fuese necesaria. 


Llegamos en un taxi por urgencias y nos negaron el acceso. Mi padre traía ya una hoja de hospital particular donde le pedían a través de un diagnóstico al ISSSTE hacer una hemodiálisis urgente. El acceso fue negado pues decían habían ingresado 4 casos Covid19 al lugar. Yo miré a mi papá y le dije: ¿Si no ves con esto la realidad no sé qué más necesites para ver qué está es la peor decisión que puedes tomar?. Aun así, llegamos a la otra entrada y él presentó la hoja mientras yo me preparaba en oración para ingresar con mí madre tiempo completo. La angustia en mí corazón de saber que estaba haciendo algo que Dios había mandado no hacer se apoderó de mí. Salí un momento y los policías de la entrada se acercaron, uno dijo ser cristiano y le dijo a mi papá que no ingresará a mi madre. 


Yo pude hablar con mamá en los pocos minutos de coherencia que tuvo, la habíamos sentado en una silla de ruedas y le rogué que escuchará a Dios y no entrará. Yo vi claramente como el Espíritu Santo le hablo y ella misma pidió no entrar. Esa fue la primera victoria. 









Para la segunda, mi papá llamo a sus familiares y una de ellas le dijo que efectivamente, no debía ingresar a mí mamá porque los rumores de lo que pasaba adentro de los hospitales eran todos negativos. Así que, ella nos mandó a un hospital particular. Yo no tenía nada de dinero, llegue con mí solo boleto a Iguala. Mi papá tampoco tenía nada. Regresamos a casa y le dijimos a mí hermana de la decisión, ella se enojó y mi cuñado también se molestó. Pero yo volví a orar y el Espíritu Santo redarguyó a mí hermana, una persona llegó a la papelería que tiene en casa y le dijo que había ingresado un enfermo de otra cosa y le etiquetaron Covid19 y no había vuelto a su casa, ni los habían dejado estar con él. Entonces ella habló con su esposo y fue a solicitar un préstamo de $30 mil pesos mientras mí padre y yo buscamos ayuda y vender nuestras pertenencias, no tuvimos que hacerlo pues en total a través de amigos y familiares, Dios nos mandó otros $10 mil. Solo necesitábamos $13 mil según el doctor que le iba a colocar el catéter para la hemodiálisis. Esa fue la segunda victoria en Cristo. 


Ingresamos esa misma tarde a mamá en el hospital particular, nos prometieron sacarla en unas horas, pero cuando le hicieron los estudios su hemoglobina reportaba un 5 y además tenía un O negativo que es una sangre difícil, el ISSSTE le había puesto a sus estudios O positivo (¿se imagina si la hubiera ingresado allá?, Definitivamente le hubiesen hecho un shock de sangre y la hubieran etiquetado Covid19).


Así que, nos pidieron donadores para una transfusión urgente de sangre. Para no extenderme más fueron en total 6 los donadores y dos paquetes de plasma. Dios la sostuvo porque según los médicos ella estaba ya al borde de un paro cardíaco. Sin embargo, pese a que no estaba al 100 por ciento podía pararse y desplazarse. Ella pesa 100 kgs y tiene 70 años. En este lapso pasaron 3 días de hospitalización, le empezaron a dar fiebres, así que, no se le podía poner el catéter. Su médico, salió a decirme que posiblemente era Covid19 y yo me reí y le dije que en el nombre de Jesús, reprendía su diagnóstico. Se redarguyó y no volvió a tocar ese tema. 





Andy y Mamá después de salir del Hospital






Me la viví en vela completa casi todo el tiempo, no me despegue de ella, pese a que aquí si podía entrar mi padre y mi hijo a ayudarme. Llamadas, oraciones, en vivos, rodillas en el patio, Biblia en mano. Fue intenso todo lo vivido. 


Dios me hablaba a cada paso. Dios me decía que hacer. Así que, yo note que sangraba y sangraba y que la sangre que entraba en transfusiones salía por el baño, tome fotos. Pero los doctores jamás se enfocaron en eso, ellos insistían en su riñón. Una hermana desde México, quien trabaja en el ISSSTE en CDMX estuvo orando y Dios le habló y le dijo que me dijera que mamá debía orar por un diagnóstico correcto. Que debía una cuenta y que eso estaba complicando todo. Así que, yo salí a clamar en las piedras y me hinque sobre ellas rogándole y gritándole por la vida de mi madre. Ahí sentí que algo más podía hacer. Entre con un aceite de oliva y ungí su cabeza con autoridad, pedí perdón por mis pecados, los de mi madre y my padre, entonces pasó ¡lo insólito!, el doctor entro y dijo que ya nada podía hacer pues el problema de mí mamá no era su riñón. Esa fue la tercer victoria. 


Salí entonces del hospital como loca buscando una colonoscopía, fue al ISSSTE a pelearla, era sábado y no había quien me atendiera (increíblemente) llame a México a quejas. La licenciada que me atendió hablo al hospital y a ella le negaron el servicio, fue increíble, me pedía que no gritara porque yo hablo alto y estaba en la calle, no porque la agrediera ni nada pero ella así se sintió, y ella terminó peleando con medio hospital. 









 Yo estaba segura de que Dios iba a ayudarme nuevamente (solo recordar todo esto me pone un nudo en la garganta). No había médicos, había nuevamente casos Covid19 y la zona infectada. Llegue justo cuando la estaban descontaminando. A mí Dios me había dicho meses atrás que a mí el Covid19 no me tocaría. No había cirujano, no había colonoscopía, ni a dónde trasladarla. Yo estaba ya desesperada pero Dios me había dicho que decir... Y el nuevo milagro llegó. Un doctor con un cargo más pequeño, me habló por aparte y me dijo que de forma clandestina alguien podía ayudarme (trabajar honestamente se volvió clandestino, así estos tiempos). Me dio un número de teléfono de un doctor Gastroenterólogo y yo corrí a llamarle. Me dio cita para el día siguiente y preparó mientras el ingreso.


Mientras tanto llame al hospital y la prepararon para la colonoscopía, esto a base de purgantes, pues el intestino debe estar limpio. Llegamos al siguiente día con este médico, ya el dinero se agotaba, $9mil pesos me cobró. Me instruyó para que el ISSSTE me reembolsará los gastos (es un trámite algo largo y complicado por cierto). Le cauterizaron por dentro. El sangrado paro. Regresamos al hospital y pedí un alta voluntaria, su médico le recetó muchas medicinas. Salimos ya. La fueron a traer mí papá y mí cuñado mientras yo me quedé porque la cuenta del hospital cambio y me cobraron el doble de lo que me habían dicho. Ya no tenía dinero, así que, firme un pagaré que aún debo y que me dejó en un problema con los familiares de mi papá, pero mí madre estaba bien y eso era lo importante.


Ya en casa el sangrado volvió.... Fue desesperante, pero las fiebres cedieron. Y otra vez Dios me sorprendió... Le dimos un té y eso cedió el sangrado. Una noche Dios me puso a orar por otros enfermos y ahí el milagro completo. 


El trámite del reembolso sigue pendiente, pero estoy segura que Dios nos dará la victoria pese a que el hospital nos niega factura para los gastos. Ya estaremos contando ese nuevo milagro. Yo lo creo. Dios es fiel.




Seguimos esperando conocer tu testimonio, si deseas compartirlo y bendecirnos, no dudes en ponerte en contacto con nosotros para publicarlo, es tu parte de extender el reino de Cristo, no te lo pierdas.





3 VICTORIAS


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