Devocionales de Alfonso Gomez Plaza: UNA NUEVA MENTE

UNA NUEVA MENTE

Ya habrá tiempo para el lamento.

UNA de las barreras o murallas a romper en el cristianismo es, creer en el poder sobrenatural de Dios. Muchos consideran que los milagros realizados por Jesucristo, fue para el tiempo de la dispensación de la Iglesia Primitiva. Incluso, en muchas congregaciones de corte Trinitario, no aceptan las manifestaciones del Espíritu Santo como la sanidad, hablar en lenguas, profecías y revelaciones, etc. No digo que estén perdidos, sugiero, que no han cambiado de mentalidad y esto no les ha permitido, tener la Mente de Cristo y con ello, vivir la manifestación de Su poder.

“Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente”

Mateo 9.17 RV60

Hace poco, un amigo me recordó una buena frase: “el Espíritu Santo es un caballero y él no entrará donde no es invitado, ni aceptado”. Cuando en la Biblia, leemos la palabra vino, la podemos relacionar con él, entonces, podríamos entender que Jesucristo, nos está diciendo que existe una condicional para qué el Vino Nuevo, es decir Su Espíritu actúe correctamente, tiene que estar en el recipiente, tu mente, adecuado. Las consecuencias del derramar del Espíritu Santo en una mente corrupta o inapropiada, son catastróficas.

“Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora”

Mateo 9.22 RV60

Está mujer no había escuchado este discurso de Jesucristo, mucho menos era uno de los apóstoles, pero ella, había comprendido que tenía que romper con su mentalidad para ser sana y salva. Existían varios antiguos pensamientos culturales a romper: toda mujer con la regla o menstruación, debe conservarse en la casa y ella llevaba 12 años con la regla. Todo sacerdote, debe evitar contaminarse con cualquier fluido corporal, y una mujer con la regla, sí le tocaba, este quedaba impuro. Ella no quería pasar una vergüenza pública, por eso se acerca en un momento coyuntural extremo y por detrás tocó el borde de Su manto. Esto fue suficiente para ella. Rompió los esquemas, quebrantó su vieja manera de pensar. Aceptó la Mente de Cristo.

¿Qué nos falta a nosotros para aceptar esté cambio?

¿Acaso necesitaremos una nueva señal?

¿Agradamos a Dios o agradamos a los hombres?

UNA NUEVA MENTE