DEVOCIONAL CRISTIANO
AÚN CON TODO Y ESO…
No hay paz para los irreverentes.
ES increíble, como nuestra incapacidad de ver y entender nos juega una mala pasada al momento de tratar de comprender el amor y misericordia de Dios. Son muchas las personas que aun siendo cristianas, se sienten y se comportan como seres indignos delante de Dios, cuando él, por medio de Jesucristo, ya nos justificó y redimió (volver a comprar algo que te pertenece), por lo tanto, tendremos que aprender y aceptar que a pesar de todo y eso, Dios nos ama.
“He visto sus caminos, pero lo sanaré; lo guiaré y le daré consuelo a él y a los que con él lloran”
Isaías 57. 18 RV60
¿Podemos seguir dudando del amor de Dios? Una de las frases recurrentes con las que me encuentro con aquellos que no viven una relación intima con Dios es: con lo pecador que soy, ¿Dios me va a amar? Y el problema, no está en la duda razonable, el pecado se encuentra en que internamente nos creemos dioses y decimos: si yo no he amado a Dios, ¿por qué él me ama?
La palabra impío, tiene que ver con aquellas personas que han decidido no tener alguna creencia, que son irreverentes ante Dios y osadamente han decidido non seguir buscando de Dios para tentarlo. Por lo tanto, es una expresión muy fuerte para usar sobre cualquier ser humano, ya que son más los que están apartados de Dios por desconocimiento o ignorancia, que por aquellos que deliberadamente, no quieren asumir que dependen de Dios y se aíslan de él.
“Poniendo alabanza en los labios. Paz, paz al que está lejos y al que está cerca --dice el SEÑOR-- y yo lo sanaré”
Isaías 57. 19 LBLA
Dios, se encargará de nosotros y nos dará energías y felicidad que viene desde la eternidad. Dios cuidará de cada uno de nosotros, Dios nos ama y el fiel a sus promesas, porque él no es hombre para mentir. Hace poco recordé: no puedo tener paz con los demás, si previamente no tengo paz con Dios y conmigo, sin embargo, la sociedad nos enseña todo lo contrario y arbitrariamente nos dice que no necesitamos de Dios para alcanzar la paz, veamos pues, que dice el mismo texto para finalizar:
“Pero los impíos son como el mar agitado, que no puede estar quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz--dice mi Dios-- para los impíos”
Isaías 57. 20, 21 LBLA
Nunca tendremos paz, si no tememos paz con Dios y con nosotros mismos.
AÚN CON TODO Y ESO…
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