22 de agosto de 2020

DEVOCIONAL CRISTIANO ES TU PROPIA SENDA

 

DEVOCIONAL CRISTIANO

ES TU PROPIA SENDA

 

 

 

 

 

 

El lugar donde estoy es el cúmulo de mis decisiones.

 

 

 

 

 

 

                                       SABER e impartir enseñanzas es lo que buscamos los seres humanos sobre los demás. El transmitir todo lo que se ha vivido se hace, para que los errores que cometimos ayer no se repitan en las generaciones futuras. Los papás enseñan a sus hijos para que vivan mejor que lo que ellos lo hicieron; de la misma manera, como predicadores de la Palabra de Dios, deberíamos enseñar desde nuestros ejemplos y cómo superamos dicha situación. Mostrando como utilizamos sana y correctamente cada promesa bíblica y con ello, se logró llegar a la meta o salir triunfante de una calamidad. Como oyentes y en este caso como lectores, debemos tener presente, quien escribe o habla no deja de ser un simple mortal, con errores, miedos e inseguridades, por lo tanto, tendremos que aprender a reconocer, cuál es la debilidad para convertirla en una fortaleza.

 

“Más engañoso que todo, es el corazón, y sin remedio; ¿quién lo comprenderá?”

Jeremías 17.9 LBLA

 

 




Solo Dios alcanza a conocer nuestro corazón. Solo Dios porque él es nuestro creador. Por eso, deberíamos permanecer en Su presencia y que él nos ministre personalmente de todos nuestros errores, para permanecer en esa santidad que entre comillas deberíamos estar viviendo.

 

Dios sabe que somos imperfectos, pero dentro de nuestras imperfecciones, él las convierte en fortalezas sí dejamos que él actué en nuestro carácter, transformando nuestra mente natural y resucitando con la Mente de Cristo que ya está en nosotros.

 

“Yo, el SEÑOR, escudriño el corazón, pruebo los pensamientos, para dar a cada uno según sus caminos, según el fruto de sus obras”

Jeremías 17. 10 LBLA

 




Comencé este devocional con la frase: El lugar donde estoy es el cúmulo de mis decisiones. Pues es la paráfrasis del versículo anterior el cual me interioricé hace ya muchos años. Nadie tiene la culpa de lo que vivo, si no yo mismo. Yo soy el responsable de mis triunfos y desde luego de mis fracasos. Yo soy quien ha forjado el camino que tránsito. Yo he sido quien le ha dado forma a mi casa y así un larguísimo etcétera. Analicemos pues, toda nuestra vida y veamos que estamos enseñando, para que dejemos un buen legado y así las generaciones futuras no pasen por donde nosotros erróneamente ya, lo hicimos.

 

 

ES TU PROPIA SENDA

 

Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti. Recuerda adquirir el libro: “Cómo entender que el sacerdocio produce en mí, hombría”, a través de este enlace:

 

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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.

 

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