POR MAS QUE TE
ESFUERCES
Cantad y alabad al Señor porque él es, nuestra
fortaleza
NO es con espada, ni con
ejército, sino con el poder de mí Espíritu, declara el Señor en el libro profético
de Zacarías. Más adelante, el Apóstol Pablo, después de estudiar lo dicho por
Jesucristo declaró: nuestra lucha no es contra carne, ni contra sangre, sino
contra las fuerzas demoniacas del adversario, por ello, debemos tener bastante claro
que, a partir de estás declaraciones, ninguno de nuestros familiares o amigos,
son nuestros enemigos. Deberíamos mantener la sana costumbre de estar clamando
por ellos y llevarlos siempre en nuestras peticiones, así llevaremos también el
mensaje del reino de los cielos.
“Pero el SEÑOR está conmigo como campeón temible; por tanto, mis
perseguidores tropezarán y no prevalecerán. Quedarán muy avergonzados, pues no
han triunfado, tendrán afrenta perpetua que nunca será olvidada”
Jeremías 20.11 LBLA
Lamentablemente, por más que lo hablemos, cuando no hemos cambiado nuestra
mentalidad y seguimos pensando de manera natural, consideraremos que todos son
los culpables, menos nosotros mismos; también diremos: nuestra pelea es contra
nuestras parejas o familiares. Al profeta Jeremías le pasó exactamente lo
mismo. Realmente no le juzgo, ¿cómo podemos mirar bien a quién nos mete en la cárcel
por estar predicando las verdades del reino de los Cielos? Aunque es más fácil decirlo
que hacerlo, dejemos que Dios pelee las batallas por nosotros y que él se llevé
toda la gloria, total ¡nosotros salimos libres!
“Oh SEÑOR de los ejércitos, que pruebas al justo, que ves las entrañas y el
corazón, vea yo tu venganza sobre ellos, pues a ti he encomendado mi causa”
Jeremías 20.12 LBLA
Hoy tenemos que considerar que todos estos reclamos, los vivió Jesucristo
en la Cruz. No son para que nosotros pidamos o reclamemos maldiciones sobre aquellos
con los que mantenemos una contienda, en todo caso, recordemos que hacerlo así,
es pelear con nuestras propias fuerzas, haciendo uso de la manipulación, lo
cual es idolatría y hechicería, por ende.
Por mas que nos esforcemos, nunca podremos hacer justicia. Por mas ganas
que le metamos a algún asunto, nunca obtendremos manipular el brazo de Dios a
nuestro favor; sin embargo, si dejamos que Dios, sea Dios, lo veremos actuar en
gloria y majestad, saliendo triunfantes todos y el adversario, totalmente
derrotado.
POR MAS QUE TE
ESFUERCES
Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de
Cristo que ya está en ti. Recuerda adquirir el
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