DIRIJO, HACIENDO
Ser el primero, significa servir.
SOLO unos cuantos privilegiados,
por así decirlo, nacen en castas reales y toda su vida, están siendo
capacitados para dirigir y gobernar sobre sus pueblos, por ello mismo, se pierden
el conocer sinceramente lo que sucede en un día a día de las personas. Para cualquiera
de los monarcas actuales, los cuales son personajes simbólicos, representativos
e históricos, es fácil entre comillas decirles a los súbditos: “las cosas van
bien y seguiremos mejorando”, pero no son ellos, quienes tienen que intentar
vivir cada mes con una renta fija, pero sobre todo me refiero, justamente a
quienes no cuentan con una entrada mínima salarial en sus hogares.
En el reino de los cielos,
las cosas van a contracorriente. Jesucristo siendo Dios, no escatimó o valoró Su
grandeza, sino todo lo contrario, decidió que era necesario experimentar como
ser humano y ser tentado, sufrido y vivido tanto como lo somos cada uno de
nosotros.
“Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor”
Lucas 22. 24 RV60
En la iglesia de Cristo, las cosas siguen aún con el mismo panorama; es fácil
decir desde la tarima: ten fe, Dios proveerá. Esto es así, pero de la misma
manera que motivamos a tener fe, tenemos que dar capacitaciones de administración
financiera, ayudar con un plato de comida caliente, aportando una manta y así
pasar una cómoda noche. Por otra parte, si yo estoy diciendo desde ese mismo
pulpito que hay que servir a los demás, debería por lo tanto ser él primero en
iniciar la acción. Sentarme de último en la última silla del banquete, estar listo
para abrir las puertas de la congregación para que las personas necesitadas
lleguen para ser servidos y así una larguísima lista de pequeños detalles que
se van perdiendo, sobre todo cuando nuestras congregaciones comienzan a crecer.
“Mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y
el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la
mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre
vosotros como el que sirve”
Lucas 22. 26,27 RV60
Esta semana recibí una fuerte crítica de alguien que lee los devocionales,
cansada de las palabrerías sin hechos y de los discursos sin sustento. De una
acción sin amor y llevar un Evangelio sin poder. Por activa y por pasiva,
Jesucristo nos enseñó a servir y dirigir haciendo lo mismo que él hizo. Parece ser
que, en algún momento de la historia, los fantásticos ejemplos de Cristo fueron
cambiados por el humanismo. Sin embargo, las leyes de servir y gobernar con amor
hoy están más vigentes que nunca, pues…
DIRIJO, HACIENDO
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