MARÍA DE BETANIA
Ella tenía el corazón dispuesto para el servicio.
NO nos confundamos por favor, no estoy haciendo
apología a la teología mariana… el Evangelio de Marcos nos habla claramente de
una de las mejores amigas de Jesucristo como María de Betania, hermana de Lázaro
y Marta. Esta preciosa mujer, sin ella saberlo, nos ha dejado muchas historias
que contar a lo largo de la cristiandad, porque se tenía que cumplir lo dicho
por el Maestro: “De cierto os digo que
dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se
contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella”.
Un corazón entregado al servicio se nota en los
pequeños detalles, evidentemente podremos fingir prestar servicio, pero a la
larga, el cobre (el material con el que realmente estamos hechos) lo
mostraremos.
Aconteció que yendo de camino, entró en una
aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana
que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero
Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te
da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas
cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la
cual no le será quitada.
Lucas 10. 38-42 RV60
Esta vez, me salgo un poco de los apuntes de
Marcos e invito a Lucas a ilustrar uno de los pequeños detalles que María de
Betania tenía para el servicio y aunque parece paradójico, María prefirió estar
en la presencia de Jesucristo, antes que los que haceres domésticos que si escogió
Marta. Por lo tanto, uno de esos pequeños detalles antes de prestar servicio es
estar y mantener en la presencia de Cristo y así poder manifestar la plenitud
del amor de Dios.
“Pero estando él en Betania, en casa de Simón
el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de
perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo
derramó sobre su cabeza. Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a
ungir mi cuerpo para la sepultura”
Marcos 14. 3 y 8 RV60
Nuestra doxología o adoración final a Cristo,
es el mayor acto de servicio que podremos practicar. Este será por ahora el segundo
pequeño acto donde demostraremos ¡quiénes somos delante de Dios y de los
hombres! Con la manifestación clara de estos dos pequeños actos, mantener en su
presencia y la adoración, podemos decir:
¡estamos listos para servir a la Iglesia de Cristo!, si no lo estamos viviendo,
reflexionemos y hagamos un alto en el camino y modifiquemos todo aquello que
nos impide hacerlo.
MARIA DE BETANIA
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