Devocionales de Alfonso Gomez Plaza: DEVOCIONAL CRISTIANO

En todo caso, siempre ganaremos.

LA duda nos hace perder oportunidades, es un mal aliado en nuestro ser. El problema con la duda es que no podemos eliminarla así de simple, la única oportunidad que tenemos es poner fe en nuestras vidas; de esta manera, cuando surja la duda, buscaremos de la fe en Cristo y esto nos ayudará a encontrar confianza y así avanzar en nuestro caminar. Esta fe no nos caerá del cielo, ni podemos ir de compras para adquirirla, la única manera que podemos adquirir fe en el Hijo de Dios, Jesucristo, es buscando de él, aún en los momentos más difíciles y cuando las cosas, parezcan que ya llegan a su fin.

“Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados; y toda la ciudad se agolpó a la puerta”

Marcos 1. 32-33 RV60

El panorama para estos hombres no podría ser más oscuro: de noche, enfermos y endemoniados, un potaje del cual uno fácilmente puede decir “no hay de donde cogerlo”, pero nada más cercano a la realidad que podemos estar viviendo hoy. Podemos creer en Dios, pero no creerle a Dios. Podemos leer la Biblia, pero desobedecer todo lo que ella dice. Asistiremos a la iglesia, pero estamos muy lejos de la Iglesia de Cristo, por eso, estamos como aquellos del versículo anterior, de noche, a oscuras y endemoniados agolpados buscando una solución para nuestras vidas.

“Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían”

Marcos 1. 34 RV60

Por eso, la única solución que tenemos es, acercarnos sinceramente a Cristo y dejar que él moldee nuestro estilo de vida. Si nunca hemos buscado a Dios, atrevámonos a hacerlo sinceramente. Si lo hemos estado buscando de manera religiosa o por obligación, hoy tenemos la oportunidad de hacerlo, y la promesa de Cristo es que él está dispuesto a una persona que lo haga de puro corazón.

Te invito a hacer esta oración en voz alta, pero con un corazón sincero delante de él: Padre Celestial, en esta noche reconozco mi necesidad de ti. Sé que enviaste a tu Hijo Jesucristo, a morir en la Cruz del Calvario por toda la humanidad, por eso Jesús de Nazareth, te declaro el Salvador y Sanador de mi vida, Espíritu Santo toma toda autoridad sobre mi ser y ayúdame a ser la viva imagen de Cristo. Ni las tinieblas ni el adversario tienen autoridad en mi vida porque tu los derrotaste allí en la Cruz, lo declaro en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

NADA QUE PERDER

Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.