Devocionales de Alfonso Gomez Plaza: DEVOCIONAL CRISTIANO

NO HAY TIEMPO QUE PERDER

Vale la pena desgastarse para Dios, F. Clements

DE vez en cuando, me gusta dormir un poco más allá de lo que suelo hacerlo, por ejemplo, esta semana, en la cual debo permanecer confinado, me doy el gusto de levantarme a las 7 am, en vez de las 5 am. En promedio, suelo dormir unas 7 horas diarias, sin embargo, biológicamente necesitamos de 8 horas para cumplir ciclos de sueño y así estar dispuestos para cualquier actividad en la vida. Literalmente, me pesa el cuerpo y no coordino muy bien mis ideas y decisiones cuando duermo pocas horas o simplemente no duermo. Otra actividad que me desgasta mucho es predicar y ministrar en las congregaciones, llegó reventado a casa y solo deseo tirarme una buena siesta.

“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Y le buscó Simón, y los que con él estaban;

Marcos 1. 35-36 RV60

Pongámonos en contexto, en los versículos anteriores, Jesucristo bien entrada la noche, siendo oscuro estuvo sanando, curando y liberando de demonios a los lugareños. Tan solo unas horas después, él ya estaba levantado orando y buscando al Padre en oración; entonces ¿realmente de que fibra estaba hecho Jesucristo? ¿Cuál era la pasión que lo consumía que le dada energía extras para hacer todo lo que hacía? Por un momento, recordemos la expresión que utilizó Jesucristo cuando la mujer con flujo constante lo tocó y al ser ella sana él dijo: “lo sé porque ha salido poder de mi”, otros comentaristas usan la expresión energía y otros “porque me agoté”. Entonces, si la noche anterior estuvo desgastándose, usando su poder, gastando toda su energía, ¿cómo podía tan solo descansar un par de horas y estar listo para buscar al Padre y seguir su labor evangelística y de salvación de la humanidad?

“Y hallándole, le dijeron: Todos te buscan. El les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido”

Marcos 1. 37-38 RV60

Y es que extender el reino de los cielos, nos lleva a entender que no hay tiempo que perder. Las vidas y las almas se perderán, si nos entretenemos en los deleites y placeres (no digo que dormir el tiempo necesario, sea un placer) que el sistema nos ofrece. Tenemos que aprender a valorar entre lo bueno y lo mejor, evidentemente a descartar todo aquello que nos impide llevar las Buenas Nuevas de salvación a toda la humanidad.

NO HAY TIEMPO QUE PERDER

Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.