Devocionales de Alfonso Gomez Plaza: DEVOCIONAL CRISTIANO

UNA CASA DIVIDIDA

La quinta columna soporta o impide una buena distribución.

DESDE el comienzo de la cristiandad, han existido debates los cuales han desembocado en sismos, provocando roturas entre los hombres y como es lógico en la iglesia local. Actualmente estamos en las antípodas de haber alcanzado un acuerdo, todo lo contrario, parece ser que entre más atacamos o criticamos un ministerio, demostrando que supuestamente es una blasfemia lo dicho y hecho por estos, somos nosotros más santos entre comillas y desde luego, más cerca de Dios. Pero toda esta paranoia religiosa nos acerca a convertirnos en herejes y es una de las principales causas que el reino de Cristo, este estancado y no avance adecuadamente.

“Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer”

Marcos 3. 24-25 RV60

El Evangelio de Marcos, nos deja esta poderosa enseñanza, Jesucristo explicando a los Escribas y Fariseos, los religiosos de su época, que él no actuaba en nombre del adversario y nos dice: debemos cómo cristianos, permanecer unidos. Cuando permitimos que estas divisiones ocurran, aplicamos presión sobre la cimentación de la casa de Dios para que esta sea destruida. Con esto, no estoy haciendo apología de aceptar cualquier tipo de doctrina que nos llegue, pero la que ha sido establecida apostólicamente, a través de la teología de Cristo, la vivamos y defendamos arduamente. No permitamos que las tradiciones locales o generacionales, corrompan el Evangelio de Cristo, transmitido a partir de los Evangelios del NT.

“Y si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin. Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa”

Marcos 3. 26- 27 RV60

Jesucristo fue muy claro en esta enseñanza, si hemos pervertido el Evangelio, le hemos dado acceso directo al adversario para que saquee nuestras vidas, robando la paz que Dios depositó en nosotros por medio del Espíritu de Cristo. Dios no desea que Su reino se divida, mucho menos que llegue a su fin. La obra redentora de Cristo, fue sobre toda la humanidad, no sobre un grupo selecto de hombres, el Evangelio, las Buenas Nuevas de Salvación han de ser presentadas a toda tribu, lengua y nación, después cada cual decidirá si le cree a Dios o no, pero nosotros no somos los jueces o los encargados de decidir quien se salva, eso ya lo hizo Cristo y su palabra es clara: “y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”, 2 de Co. 5. 15; después de esta enseñanza y con este último versículo, debemos tomar una decisión, le creemos a Dios y evangelizamos a todo el mundo, o seguimos creyendo que el Evangelio es para un grupo selecto de personas…