CUIDADO CON TUS PALABRAS
Salomón nos recordó el poder de las palabras en sus escritos.
NO nos podemos imaginar las cantidades de
ataduras que nos echamos por las palabras que decimos. Dios en su sabiduría nos
dio un cerebro, dos orejas y una sola boca, pero nuestras imprudencias verbales
nos condenan. He tenido que ministrar a personas con ataduras por esas pequeñas
promesas infantiles de “te amaré para siempre” y esas promesas les ha llevado a
vivir diferentes divorcios, otro ejemplo, conocí a un joven que se casó con 18
años, porque a los 14 se lo prometió a quien era su novia, sin amarla y sin
entender el compromiso del matrimonio comenzaron su andadura, dos años después
no se soportaban y lamentablemente se separaron, Dios le ha dado una nueva oportunidad,
él ya tiene 27 años de matrimonio y dos preciosos
hijos.
“Pero Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía; porque Herodes
temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a salvo; y
oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana”
Marcos 6. 19-20 RV60
Cuando hablamos la verdad
de Dios, tendremos detractores y opositores desde luego también habrá quién nos
respalde. Dios en su palabra nos dice que a él no le agradan las personas de
doble ánimo, los tibios a los que actúan con falta de carácter. Aquí vemos que
Herodes, sabía que Juan decía la verdad, pero dentro de su doblez de ánimo, no obedeció
las palabras proféticas que Juan le daba.
“Pero venido un día oportuno, en que Herodes, en
la fiesta de su cumpleaños, daba una cena a sus príncipes y tribunos y a los
principales de Galilea, entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes
y a los que estaban con él a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo
que quieras, y yo te lo daré”
Marcos 6. 21-22 RV60
Por una danza erótica de
su sobrina y ahora hijastra, Herodes comprometió hasta el reino que sustentaba.
Por su imprudencia y esa inadecuada promesa, se ató a una muchachita manipuladora
y perversa. Desconocemos sinceramente el corazón de aquel a quien le estamos haciendo
una promesa. Por eso, debemos ser cuidadosos con lo que hablamos, decimos y con
lo que nos comprometemos, no sea que entreguemos nuestras vidas a quien solo
está buscando nuestra destrucción. Mantengámonos en la presencia del Espíritu
de Dios para que nos guie oportunamente a hablar y actuar.
Dios te bendiga.
CUIDADO CON TUS PALABRAS
Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.
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