Devocionales de Alfonso Gomez Plaza: DEVOCIONAL CRISTIANO

DÓNDE LO DEJASTE

Tenemos dos opciones, nos lamemos las heridas o seguimos para adelante.

NO estamos exceptos de nada, esto significa que nos podemos contagiar de CV19, que nos podemos deprimir, que vendrán situaciones indeseables, etc. Algo de lo que si estamos seguros es del amor de Dios y del cuidado hacía nosotros a través de Su Santo Espíritu y haciendo reales las cantidades de promesas que están en la Biblia, sí sabemos cómo clamar con ellas. Una vez muerto Juan, al parecer sus discípulos se unieron a la compañía de Jesucristo y esto trajo a los suyos luz acerca de la necesidad de orar y cuestiones sobre el ayuno. Jesucristo, sabiendo que su tiempo se acercaba, no tenía tiempo de hacer duelo y lamento por su primo, amigo y por el profeta que encarnó el espíritu de Elías.

“Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer”

Marcos 6. 31 RV60

A través de nuestro servir a Dios, ya sea en trabajos comunitarios o individuales, si demostramos verdaderamente el amor de Dios, serán muchos los que se acerquen a nosotros, no por quienes somos, si no, por quién está en nosotros Jesucristo. Dios está en control absoluto de todo lo que voluntariamente le entregamos. Dios nunca se va a tomar atribuciones que no le corresponden por más que sea Dios, porque ante todo, él es un caballero el cual respeta las decisiones de los seres humanos. Dios no entra en ningún lugar, donde no lo han invitado.

“Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto”

Marcos 6. 32 RV60

Al leer este versículo, me quedo más enamorado de Jesucristo, pues él prepara todo para que estemos solos y allí poder disfrutar de su descanso y entrar en él, es decir, llegar a Su reposo. Cuando tengamos mucho dolor de cabeza por nuestra falta de fe, permitamos que Cristo nos llevé a Su desierto y allí nos ministre. Cuando estemos agotados físicamente por hacer las cosas a nuestra manera y en nuestras fuerzas, lleguemos al lugar secreto de Cristo, donde nos enamoramos más de él y así, lo conocemos aún más. Continuemos donde lo dejamos y sigamos buscando de la presencia de Dios.

Dios te bendiga.

DONDE LO DEJASTE

Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.