Devocionales de Alfonso Gomez Plaza: DEVOCIONAL CRISTIANO

UNA MALA INFLUENCIA

Cuidado con lo que aconsejamos, podemos condenar a los demás.

NO nos alcanzamos a imaginar lo influentes que somos con nuestros hijos, ellos son esponjas que absorben todo tipo de información y la procesan aun en sus pequeñas mentes y esto mismo será la manera de actuar de ellos en el futuro. Desde luego que me siento muy orgulloso de mis tres hijos sobre todo cuando toman las mismas decisiones que yo tomaría, pero cuando los veo actuar de manera contraria a las formas mías o cómo actuaría la mamá, me pregunto ¿qué hemos hecho mal para que ellos lo hagan así?, pues imaginémonos como es el comportamiento de niños, jóvenes y adultos que toda su vida han estado rodeados de mentiras, engaños y manipulaciones, poco se les podrá pedir o exigir a ellos, solo Dios puede cambiar un corazón así.

“Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista”

Marcos 6. 24 RV60

Esta pobre niña malcriada tenía solo carácter para ir corriendo a las faldas de su mamá y así, pedir caprichosamente influenciada negativamente por ella, elegir la muerte de un profeta. Hoy asistimos a la secularización del mundo, donde la religión dejó de ser el centro del universo, para dignificar al individuo por lo que es y no sujeto a las prescripciones establecidas por estamentos religiosos. Este movimiento que nació por así decirlo, con la reforma luterana, ha sido mal interpretada y usada por mentes caprichosas humanas, quizá, influenciadas por papás, tutores o maestros que han ejercido malas influencias en los niños, degenerando los buenos valores, diciendo a lo malo como bueno y no prestando atención a la presencia misma de Dios en medio de nosotros.

“Entonces ella entró prontamente al rey, y pidió diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista”

Marcos 6. 25 RV60

Cuidemos hoy de lo que decimos y como actuamos delante de nuestros hijos y de los niños en general. Conservemos unas mentes frescas e inocentes para educar, formar y ayudar a una generación que tiene que abatirse entre la secularización y reconocer a Dios aún en medio de tanto debacle. Formemos jóvenes que influyan dentro de su propia generación y que expliquen que realmente Dios dignifica al individuo pero anteponiendo el amor. Demostremos que Cristo vive en nosotros, hagamos una buena influencia en la sociedad y haciendo una paráfrasis de Cristo: iniciando en casa, llegando al barrio, a nuestra ciudad y hasta lo último de la tierra.

Dios te bendiga.

UNA MALA INFLUENCIA

Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.