HAZ ESTO TAMBIÉN
Las elucubraciones nos hacen una mala jugada. La fe nos da consciencia de cómo
pedir al Padre Celestial.
LO más fácil es echarle la culpa a Dios. Lo más
sencillo es esconder nuestras irresponsabilidades achacándoselo a los demás. Cuando
deseamos actuar en fe, tenemos que ser conscientes que Dios utiliza lo natural
para bendecirnos, ocasionalmente hará hechos extraordinarios para sanar el alma
de una persona. Me explico: el sicario le pide a Dios que lo bendiga y lo proteja
mientras va a hacer “un trabajo”. De la misma manera, el vago, acostado en su
cama al frente de su televisor, echado en su sofá, le pide a Dios provisión y
que le ayude a mantener el hogar. En ambos casos, los dos pueden estar
reclamando promesas bíblicas, pero, nada de esto tiene que ver con la verdadera
fe que mueve montañas. Lo anterior son puras elucubraciones. Por eso, cuando no
ocurre el milagro, se le echa la culpa a Dios, al gobierno, mejor dicho a todo
el mundo, menos al mal estilo de vida prolongado que se tiene.
“Tenían también unos pocos pececillos; y los bendijo, y mandó que también
los pusiesen delante”
Marcos 8. 7 RV60
Todos los actos de
adoración a Dios suelen estar relacionados a la provisión que él nos proporciona.
En el Viejo Testamento, vemos que los patriarcas eran ganaderos, por lo tanto, ofrecían cultos
por medio de sacrificios de animales. Cuando se asentaron en la Tierra Prometida,
ofrecían también granos y todo lo que pudieran cosechar. Todos los actos de exaltación
a Dios suelen estar relacionados con la tierra y lo que podemos producir por
medio de ella. La peluquera suele darle culto a Dios por poder cortar pelo en
su local. El carnicero, bendice y da culto a Dios por las ventas cada día. Jesucristo
en este caso, en medio del desierto, necesitaba alimentar a miles de personas, ¿qué
tenía a su disposición? Panes y peces, el ofreció una adoración por lo que tenía
y esto mismo se multiplicó. Jesucristo no oró por pizzas o hamburguesas en
medio del desierto. Por lo que había producido la tierra, clamó, agradeció y
compartió con los necesitados.
“Y comieron, y se saciaron; y recogieron de los
pedazos que habían sobrado, siete canastas”
Marcos 8. 8 RV60
Sí hoy, alrededor nuestro
la gente no está saciada del poder de Dios, ¿Qué estamos dejando de ofrecer
para que esto ocurra? ¿Qué podemos rendirle a Dios para que él haga un milagro
a través nuestro? ¿estamos dispuestos a pagar el sacrificio de tomar nuestra cruz
cada día y entregarle nuestra mente natural a Dios para resucitar con la Mente
de Cristo?
Dios te bendiga.
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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.
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