LA CASA DEL PESCADO
Por más que sobreabunde fue Dios quien lo dio.
NUESTRA lucha por lograr entender las cosas que nos
suceden o que están a nuestro alrededor, hacen que perdamos el norte y que nos
distraigamos. No tener el entendimiento alineado con el momento y la situación,
hace que perdamos muchas bendiciones. Estar en sintonía con Dios, es un habito
que se cultiva y se logra tras horas de dedicación y búsqueda de una estrecha relación
con el Espíritu Santo. No es el deseo de Dios estar juzgándonos, pero
evidentemente, tenemos que dar frutos a su debido tiempo para seguir el ritmo
del avance del reino de los cielos. La consecuencia de no dar esos frutos es,
lamentablemente, nuestro retraso y por ende, presentar nuevas pruebas que
certifiquen nuestra madurez y sensatez en la extensión del reino de los cielos.
“Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis?”
Marcos 8. 21 RV60
Faltan pocas semanas para
el sacrificio de Jesús de Nazareth y la madurez y sensatez que debían
manifestar los discípulos, estaba muy distante de lo que el Maestro deseaba. Dios
no nos deja nunca. Para Dios nunca somos un caso perdido. Dios constantemente nos
demuestra su amor y paciencia a pesar de nosotros mismos. Ser conscientes de esa
enseñanza diaria y personalizada que nos da Dios a través de su Espíritu, solo puede
ser revelada en una íntima y estrecha relación con la Trinidad.
“Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego,
y le rogaron que le tocase”
Marcos 8. 22 RV60
La casa del pescado o de
la caza, es la definición que encontramos para Betsaida. Jesús de Nazareth cada
momento va cerrando filas y acercando a los apóstoles a su visión, porque los
tiempos se acortan. De la misma manera, nosotros estamos en un tiempo en la
casa del pescado y de la caza. En Betsaida tenemos muchos ciegos que han estado
tratando de ver las verdades de Cristo pero en sus propias fuerzas sin contar
con la revelación del Espíritu de Cristo. Durante mucho tiempo hemos estado sin
entender tal como en el primer versículo, ahora es momento de ir a Betsaida con
Cristo para recobrar nuestra vista. Hoy es un buen día para llevar a otros ciegos
espirituales a los pies de Cristo, para que recuperen todo lo que sean estado
perdiendo: el entendimiento del reino de los cielos, la revelación de la
Palabra de Dios y sobre todo, el vivir una estrecha y clara relación íntima con
el Espíritu Santo. Es hora de ir a la casa del pescado o de la caza y de vivir
todo lo que Dios tiene preparado para cada uno de nosotros.
Dios te bendiga.
LA CASA DEL PESCADO
Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.
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