¿CUÁLES SON TUS FRUTOS?
No esperemos recoger limones en un manzanero.
COMO seres humanos
estamos preparados para dar frutos porque somos creación de Dios. Lamentablemente
en algunos casos y por circunstancias ajenas, existen individuos que solo saben
dar malos frutos en sus vidas. Hay personas que solo saben tratar por medio de
la violencia y a través de ella, consiguen todo. Evidentemente todo aquello que
los rodean está guiado por esa tendencia o estilo de vida. En dichos casos,
solo un milagro puede librarlos de tanta maldad. Conocemos el caso del
jovencito proclamado “el asesino de la catana”, el cual, un día arrasó con la vida
de su hermana y sus padres. Hoy, el hermano José Rabadán, se ha reconciliado
con Dios y consigo. Hoy, José dejó atrás ese oscuro pasado, que aunque es consciente
que lo marcará para toda su vida, utiliza su vida para predicar de Cristo y
enseñar a las nuevas generaciones que el Dios de poder que liberó al pueblo de
Israel, a él lo ha liberado. José paso de dar malos frutos, a dar frutos de abundancia
en su vida para la extensión del reino de Cristo.
“Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba
en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era
tiempo de higos.”
Marcos 11. 13 RV60
En cualquier momento de nuestra existencia,
creyentes o no, Dios nos llamará y verá nuestras vidas y nos pedirá que le
demos frutos. En este caso, Cristo tenía hambre y observando que la higuera aparentaba
falsamente tener frutos, se acercó a ella para tomar algo. Jesús de Nazaret,
dentro de su humanidad tuvo las mismas necesidades fisiológicas que podemos
tener nosotros. Así que, y sabiendo que no iba a tomar nada de ella, tenía una
enseñanza tremenda no solo para los discípulos, sino para nosotros mismos. Puede
ser que Dios se nos acerque a pedirnos frutos aunque él sabe que no los tenemos,
pero si Dios no lo puede hacer, entonces ¿para qué su soberanía?
“Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma
nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.”
Marcos 11. 14 RV60
Hoy somos nosotros los discípulos que estamos
escuchando esta enseñanza. Dios en cualquier momento puede venir a reclamarnos los
buenos frutos que debemos demostrar, ¿qué sucederá si Dios no encuentra frutos
y buenos frutos en nosotros? Sinceramente no lo sé. Pero lo que tengo clarísimo
es no querer escuchar en la boca de Dios las palabras: “nunca nadie tome de ti
frutos”. Por ello, me afirmo y confirmo, la clave para que Dios obtenga a tiempo
y fuera de este tiempo frutos en nosotros, es la íntima relación con su Espíritu
Santo, él es quién nos guía y nos soporta.
Dios te bendiga.
¿CUÁLES SON TUS
FRUTOS?
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