Damos y damos golpes al aire sabiendo que
nuestro objetivo es otro.
EL desconocimiento de
una ley no es sinónimo de excepción. El que no exista una señal de prohibición
no significa que se tenga permiso para hacer las cosas. Cuando se trata de
ejercitar la teología los cristianos solemos ser muy liberales y hacemos las
interpretaciones teológicas conforme a nuestro corazón y conveniencia. Y
paradójicamente cuando un teólogo (me refiero aquel académico que ha dedicado
cuatro años de su vida para ir a la universidad y estudiar Teología) nos dice
algo, inmediatamente tiramos las piedras necesarias para tratar de callar lo
que está diciendo este ser humano. Algo que he aprendido, tanto en mi vida
cristiana como universitaria es, Dios puede utilizar hasta un ateo como Nietzsche,
a un Jesuita como Agustín u el Obispo como Ratzinger para conocer sus designios y
poderlos transmitir a aquellos que ya están libres de la religiosidad para
abrazar una fe autentica, madura y dispuesta a dar antes que recibir.
“Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis
las Escrituras, y el poder de Dios?”
Marcos 12. 24 RV60
La iglesia actual está llena de activistas y no de representantes del Reino
de Dios. Los cristianos pretendemos demostrar a un Dios que ni conocemos, ni
tenemos relación íntima con él. Estamos absorbidos por nuestras propias
discusiones doctrinales y dogmáticas, descuidando a la viuda, al huérfano y al
desamparado, entendiendo que este grupo de personas lo son tanto en lo físico
como en lo espiritual, porque son personas que no conocen a Dios como Padre,
Proveedor y Sustentador en sus vidas. La ley de Dios o divina, no se rige bajo
los mismos parámetros que como individuos aplicamos. En el reino de los cielos,
dos más dos, no siempre es cuatro.
“Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en
casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos.”
Marcos 12. 25 RV60
¿Qué pasará en la eternidad? ¿Qué acontecerá con nuestros parientes y
pareja una vez estemos en la presencia de Dios? Acaso en el cielo ¿tendremos
arpas eléctricas o ya no habrá tambores? Sinceramente, lo desconozco y ni me
importa. Lo que hoy sé es que, si no predico el Evangelio de Cristo, cada vida
que sea llamada a la presencia de Dios sin una aceptación de la salvación de
Cristo, muy posiblemente esta alma se pierda eternamente. Por eso, a tiempo y
fuera de él, siempre predicaré a Cristo y él resucitado.
Dios te bendiga.
ERRAMOS POR NO SABER
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de Cristo que ya está en ti.
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