Cuando sembramos deseamos cosechar, en ningún momento pretendemos salir con
las manos vacías.
LA casa de los frutos es la traducción de la
palabra Betania al consultarla del Hebreo. Existe una frase que peligrosamente,
nos acerca a ser muy mentirosos, y es: “yo hago esto sin esperar nada a cambio”.
Todo lo que hacemos en la vida, sea bueno o malo, emanará un fruto. Por lo
tanto, aunque nos llenemos de grandilocuentes frases al proferir que no
esperamos nada, en realidad si lo hacemos, porque dentro de nosotros están los
dones de la siembre y de la cosecha. Estos dones nos fueron otorgados cuando
Dios sopló (Ruaj) su aliento de vida en todos los seres humanos. Entonces,
si nosotros como seres humanos esperamos recoger cuando hemos sembrado, ¿cuánto
más tendría que estar esperando Dios que se dio a si mismo por rescate de toda
la humanidad pasada, presente y futura?
“Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor
todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce.”
Marcos 11. 11 RV60
Al parecer Jesucristo esperaba
encontrar frutos en Jerusalén porque a ella se le había dado mucho. Pero Cristo
al llegar al templo ¿qué encontró? La respuesta podríamos verla entrelíneas,
por lo tanto, al no encontrar nada, esa misma tarde recorre los cinco kilómetros
y medio que separan Jerusalén de Betania, al parecer para hallar en la casa del
fruto, aquello que su ser estaba buscando.
“Al día siguiente, cuando salieron de Betania,
tuvo hambre.”
Marcos 11. 12 RV60
¿Encontró Cristo lo que
estaba buscando en Betania? ¿Encontró Jesucristo algún buen fruto en Jerusalén?
¿qué va a pasar hoy cuando venga Dios y nos reclame frutos? ¿Estamos preparados
para que Dios nos utilice y demos frutos que sacien el hambre del resto de la
humanidad? ¿pueden las personas de nuestro alrededor encontrar la imagen de
Cristo en nosotros actuando en su favor? ¿qué tan claro tenemos el panorama de
nuestra existencia para que seamos esos árboles que tanto Dios como los demás
puedan confiar?
Dios te bendiga.
LA CASA DE LOS FRUTOS
Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.
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