Devocionales de Alfonso Gomez Plaza: DEVOCIONAL CRISTIANO -MEJOR CALLADO

DEVOCIONAL CRISTIANO

MEJOR CALLADO

Vale más una micra de silencio que una tonelada de palabras.

SALOMÓN dijo: Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio, cuando cierra los labios, por prudente. También el Apóstol Santiago dijo: Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. En ciertas ocasiones, por más que estemos al ciento por ciento seguros de estar diciendo la verdad, lo más sensato es quedarse callado. Estar mejor callado, también es una buena estrategia en nuestro estilo de vida. Recordemos lo que nos prometió Jesucristo: Y cuando os lleven y os entreguen, no os preocupéis de antemano por lo que vais a decir, sino que lo que os sea dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.

“ENTONCES EL SUMO SACERDOTE, LEVANTÁNDOSE EN MEDIO, PREGUNTÓ A JESÚS, DICIENDO: ¿NO RESPONDES NADA? ¿QUÉ TESTIFICAN ÉSTOS CONTRA TI?”.

Marcos 14. 60 RV60

Jesús de Nazaret estaba ciento por ciento seguro de ser el Cristo. Por ello, en este momento de su historia, estaba permitiendo que se cumpliera la promesa anteriormente mencionada y así, el Espíritu del Padre, le guiará en lo que debía decir en ese preciso momento. Y es que, justamente esta clase de dominio propio que caracterizaba a Jesucristo es muy escasa en nosotros. Por más que tengamos la escasez de quedarnos callados, el dominio propio es un don del Espíritu que debemos cultivar.

“MAS ÉL CALLABA, Y NADA RESPONDÍA. EL SUMO SACERDOTE LE VOLVIÓ A PREGUNTAR, Y LE DIJO: ¿ERES TÚ EL CRISTO, EL HIJO DEL BENDITO?”

Marcos 14. 61 RV60

Mi madre dice: un pez muere por su propia boca, y así es, de esta manera que aprendí a quedarme callado pues, por mis imprudentes palabras, eché a perder sueños, amistades y trabajos ministeriales que hoy son imposibles de recuperar. En el arte del silencio, es mejor que los demás digan lo bueno y lo malo de cada uno de nosotros. Si después que ellos se han desaguado diciendo lo que tienen en sus corazones y aprendemos a escuchar la voz del Espíritu, él nos guiará para ser un instrumento suyo y así ministrar su gran poder.

Dios te bendiga

MEJOR CALLADO