DEVOCIONAL CRISTIANO
SIN TESTIGOS
Al infierno le basta una mentira para juzgarnos.
LA palabra de Dios dice: Entonces me mostró al sumo sacerdote Josué, que estaba delante del ángel del SEÑOR; y Satanás estaba a su derecha para acusarlo. Y el ángel del SEÑOR dijo a Satanás: El SEÑOR te reprenda, Satanás. Mas adelante en Apocalipsis leemos: Y oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque el acusador de nuestros hermanos, el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche, ha sido arrojado. A la verdad, ninguno de los demonios, ni el mismísimo adversario tienen nada de que acusarnos. Pero, el imperio del miedo y terror que pretenden ejercer, les hacen estar convencidos que sí pueden. Tal y como lo he dicho en otros escritos, somos los seres humanos los que les damos la autoridad para que nos acusen y ataquen. Como hijos de Dios, hemos sido justificados en Cristo, a través de su obra en la Cruz del Calvario.
“Y JESÚS LE DIJO: YO SOY; Y VERÉIS AL HIJO DEL HOMBRE SENTADO A LA DIESTRA DEL PODER DE DIOS, Y VINIENDO EN LAS NUBES DEL CIELO.”
Marcos 14. 62 RV60
Yo Soy, las dos palabras por las cuales condenaron a Jesús de Nazaret. Para los Judíos el nombre de Dios es impronunciable por la solemnidad y santidad que representa. También para ellos, el mayor profeta que ha existido fue Moisés. Cuando Moisés consultó a Dios por su nombre, (recordemos que él se crió en una cultura politeísta, por ello, necesitaba saber con qué Dios trataba), recibió esta respuesta: Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Jesús ya había reconocido la misma altura del Padre, pero no se había entendido cuando declaró: Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Si, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. Todo aquello que Cristo habló en público, ahora le le pedirían cuentas para condenarlo. Entonces a consecuencia de todo esto, hoy nosotros gozamos de la libertad de contar las verdades del reino de los Cielos, sin necesidad de testigos, porque contamos con el Espíritu Santo que nos guía e instruye.
“ENTONCES EL SUMO SACERDOTE, RASGANDO SU VESTIDURA, DIJO: ¿QUÉ MÁS NECESIDAD TENEMOS DE TESTIGOS?”
Marcos 14. 63 RV60
¿Qué más testigos necesitamos? Serán las preguntas que resuenen desde los infiernos contra todos los hijos redimidos de Dios. Y por mas que deseen acusarnos, debemos incorporar a nuestra vida el siguiente versículo: JUSTIFICADOS pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo: Por el cual también tenemos entrada por la fe á esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. ¡Aleluya, ya estamos justificados! Los infiernos no tienen testigos contra nosotros.
Dios te bendiga
SIN TESTIGOS
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