UNA OBLIGACIÓN
No esperemos que todo en nuestra vida sea
voluntario.
PODEMOS llegar a imaginar que estamos caminando por un
sendero. Conforme vamos avanzando, las cargas naturales se van aumentando: por
ejemplo, necesitamos un palo que nos sirva de apoyo. Buscamos algo que nos
sirva para recolectar agua. Pero, en algún momento de este dichoso paseo,
tenemos que acampar, buscar un terreno propicio y recolectar madera suficiente
para hacer fuego y pasar toda noche. De repente, cuando ya tenemos todo esto
recolectado y estamos dispuestos a disfrutar de un merecido descanso. Pero,
justo en ese momento, aparece un desconocido, perdido, muerto de frio, cansado
y deshidratado. ¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos simplemente a darle la espalda e
ignorarlo como si pudiéramos? ¿vamos a salir corriendo cómo si realmente las
cosas no fueran con nosotros? En el largo caminar de la vida, esto es lo que
constantemente nos va a suceder, más si somos cristianos y deseamos seguir el
modelo de Cristo, donde él se sacrificó por los demás hasta el punto de dar su
vida por toda la humanidad aun sabiendo que, muchos de nosotros si le daremos
la espalda y saldremos corriendo como si no se tratase el asunto del Reino de
Dios con nosotros.
“Y A UNO QUE PASABA, SIMÓN DE CIRENE, PADRE DE ALEJANDRO Y DE RUFO, QUE VENÍA DEL CAMPO, A QUE LE LLEVASE LA CRUZ.”
Marcos 15. 21 RV60
Dios no necesita que nosotros hagamos un mayor
sacrificio que el efectuado por su Hijo Jesucristo, es decir, no necesitamos
estar dilapidándonos, ni castigándonos por aquello, mucho menos hacer algún
peregrinaje específico para “ganarnos” su favor. Lo que está claro es que, en ciertas ocasiones
los sacrificios llegaran por obligación. Y ante esta situación y si somos lo
suficientemente responsables, solamente aceptaremos lo que nos imponga. Evidentemente,
habrá que tenderá a pelear hasta con Dios y no harán nada ni por obligación,
pero aún a ellos, Dios los ama y han los está esperando. Lo bueno de todo esto
es que tenemos esta promesa divina que nos respalda: Ustedes no han
pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes
confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden
soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la
manera de salir de ella, para que puedan soportarla.
“Y LE LLEVARON A UN LUGAR LLAMADO GÓLGOTA, QUE TRADUCIDO ES: LUGAR DE LA CALAVERA.”
Marcos 15. 22 RV60
Jesús de Nazaret no solo llevaba a cuesta la
que sería su propia arma ejecutora, sino que también llevaba consigo la
libertad de toda la humanidad. Él en esos momentos, estaba cansado, herido, deshidratado,
mentalmente agotado, en fin, Jesús necesitaba sinceramente de la ayuda de Simón
para llegar a su destino final, su sacrificio por toda la humana en el Monte de
la Gólgota. Dios no necesita de nuestra ayuda, mucho menos necesita que
terceros le ayuden, pero en ocasiones para llegar a un corazón que lo necesite nos
utilizará tal como lo hizo con Simón de Cirene. ¿Qué sería de nuestra salvación
si Simón no hubiera cargado la Cruz? ¿Cuántas veces habremos impactado almas
sin darnos cuenta y así hemos llevado una pesada cruz cuesta arriba hasta el Gólgota
de otra persona?
Dios te bendiga.
UNA OBLIGACIÓN
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