DEVOCIONAL CRISTIANO
UNA SIMPLE LEY
En el caos y la anarquía no hay prosperidad.
COMO cristianos estamos llamados a vivir la libertad que Cristo nos ofrece. Desde luego, todos los beneficios de ser hijos de Dios están a nuestro alcance. Sin embargo, esto no es licencia para “hacer lo que nos dé la gana”. Pues, cómo personas que se han acogido a la gracia, amor y misericordia de Dios, es decir, que estamos justificados por Jesucristo, deberíamos responder con cierta expectativa delante de Dios. No estoy hablando de aparentar ser santos delante de los hombres porque esto es ser religiosos. Estoy hablando que hay ciertas leyes que debemos seguir por amor a quien se dio sin medidas por nosotros. Estoy diciendo que seria bueno ser conscientes del sacrificio de Cristo y de que su justificación, gracia y amor, no fueron baratas. Cristo dejó su trono de gloria y majestad para tomar la semejanza de un ser humano y no escatimó nada en aquella entrega.
“ASÍ QUE, EN CUANTO A MÍ, PRONTO ESTOY A ANUNCIAROS EL EVANGELIO TAMBIÉN A VOSOTROS QUE ESTÁIS EN ROMA.”
Romanos 1. 15 RV60
El anuncio del Evangelio es para toda la humanidad. Anunciar el Evangelio, es decir, hablar las buenas y nuevas noticias del amor de Dios, tanto los derechos como los deberes que tenemos como hijos de Dios. Tenemos que predicar el Evangelio de Cristo tanto a los de casa -La Iglesia- como a las personas que aún no conocen la verdad de Dios. Presentar el Evangelio de Salvación es una ordenanza dada por Jesucristo, por lo tanto, es una de esas leyes que debemos cumplir.
“PORQUE NO ME AVERGÜENZO DEL EVANGELIO, PORQUE ES PODER DE DIOS PARA SALVACIÓN A TODO AQUEL QUE CREE; AL JUDÍO, PRIMERAMENTE, Y TAMBIÉN AL GRIEGO.”
Romanos 1. 16 RV60
Aquí tenemos un par de esas simples leyes que como cristianos debemos seguir. Una de ellas es, nunca avergonzarnos de quienes Dios, Jesucristo, El Espíritu Santo, de todo lo que Dios ha hecho por cada uno de nosotros. Y la segunda es una ley de gracia por parte de Dios, es decir, él va a salvar a quien él quiera, pero es nuestra obligación anunciar el Evangelio de Cristo a todas las personas que conozcamos sin importar su condición actual. Nosotros no podemos elegir a quién vamos a presentar el Evangelio. Nosotros debemos ser proclives a toda la humanidad para que estos conozcan a Dios y toda la verdad que a hecho por darnos la libertad.
Dios te bendiga.
UNA SIMPLE LEY
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