DEVOCIONAL CRISTIANO
MI AUTORÍA
Es muy importante reconocer a quién nos lo ha dado.
SOLO somos simples administradores de la gracia divina. Somos extranjeros en esta tierra y todo lo que tenemos o poseemos, es prestado. Por eso, intentar robarle la gloria a una personas, es uno de los daños más bajos que podamos hacer a cualquier ser humano. ¿Cuánto mas peligroso es, si le robamos la gloria o honra a Dios? Y es que robarle la gloria a Dios es muy fácil y caer en esa sencilla trampa, es igualmente de sencillo. Desde luego, eso fue lo que le ocurrió a Lucifer, pues, él trató de robarle la gloria a Dios creyendo que él era un dios. Yo soy demasiado cauteloso con este tema, por ejemplo, gracias a estos estudios y las oraciones que envió a diario, mucha gente suele saludarme, felicitarme y elogiarme por las palabras que hablo. Sin embargo y para ser muy sincero, yo solo escucho y escribo lo que el Espíritu Santo me dicta. Del mismo modo, cuando le puedo dar un consejo apropiado a alguien y esta persona logra cambiar su vida, no es mi sabiduría o conocimiento, es el actuar del Espíritu de Cristo o la Mente de Cristo que mora en mi, quien me dice lo que he de hablar.
“OS SALUDAN TIMOTEO MI COLABORADOR, Y LUCIO, JASÓN Y SOSÍPATER, MIS PARIENTES.”
Romanos 16.21
Oremos juntos: Amado mio, sé que tu gracia me ha cubierto y me da la libertad de acercarme a tu presencia para disfrutar de los privilegios de ser tu hijo. Del mismo modo, no permitas que le robe la gloria a nadie y muchísimo menos, a ti. Te lo digo en el Nombre de Cristo. Amén.
El Apóstol Pablo, nunca le robó nada a nadie. Al final de su Evangelio, hemos podido comprobar cómo él, ha reconocido a todas las personas que han sido significativas para él, tanto de manera positiva como negativa. Con cierta duda lógica, podría asegurar que Pablo realizó una lista muy meticulosa de esas personas de la cual, él habló en este capítulo. Tomemos ejemplo de Pablo o de Jesucristo, porque tal como él dijo: dad al Cesar lo que es del Cesar y dad a Dios lo que es de Dios, demos la honra a quien corresponda y no robemos la buena honra de ningún ser humano, mucho menos a Dios.
“YO TERCIO, QUE ESCRIBÍ LA EPÍSTOLA, OS SALUDO EN EL SEÑOR.”
Romanos 16.22
Oremos juntos: mi Dios, tu eres el creador del cielo y de la tierra. Ahora reconozco que todo lo que existe es tuyo, porque aun mi vida te pertenece y solo me debo a ti. Por eso, te alabo, exalto y bendigo Dios.
Entonces, podemos considerar que el Evangelio de Pablo es una autoría por parte de Dios a través del Apóstol. Que el autor material de este Evangelio fue Tercio. Y los encargados de enseñarla, explicarla y divulgarla somos el resto de seres humanos que estamos recibiendo tan precioso legado de amor, fidelidad y confianza en Dios. Declaremos y demos la gloria a Dios, reconozcamos que todo proviene de él y todo ha de volver a él.
Dios te bendiga. Recuerda de compartir este texto a todas las personas que más puedas.
MI AUTORÍA
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Dios te bendiga y traiga siempre trayendo revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.
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