DEVOCIONAL CRISTIANO
VOLVÁMONOS A DIOS
Tenemos solo certeza con Dios.
HAY centenares de promesas dadas por Dios para garantizarnos nuestro progreso en la extensión del Reino de los Cielos. Algunas de estas promesas, son de libre acceso por así decirlo. Es decir, todos los seres humanos gozarán de ellas. Sin embargo, y sin ningún atisbo de contradicción, existen ciertas promesas que son condicionales. En otras palabras, para que se cumplan dichas promesas, tienen que existir ciertas circunstancias propicias para que se den. Si no están esos elementos, previamente prescritas por Dios en su Palabra, si o si, no sucederá. La mayor promesa dada por Dios desde el Viejo Testamento fue la inhabitación de su esencia en el ser humano, la cual cumplió en Jesús de Nazaret. A consecuencia de la obra redentora de Jesucristo en la Cruz del Calvario, él prometió el Paracletos (παράκλητος) para todos aquellos qué confesarán que él es el Hijo de Dios. Y, este un buen ejemplo de una promesa condicional, porque para qué está suceda, se debe volver a Dios, por medio de reconocer que Jesús de Nazaret cómo el Hijo de Dios, quien es Dios mismo y vino a implantar el Reino de los Cielos para toda la humanidad.
“PEDRO LES CONTESTÓ: VUÉLVANSE A DIOS Y BAUTÍCESE CADA UNO EN EL NOMBRE DE JESUCRISTO, PARA QUE DIOS LES PERDONE SUS PECADOS, Y ASÍ ÉL LES DARÁ EL ESPÍRITU SANTO.”
Hechos 2.38
Oremos juntos: Papito Dios, en tu gracia, amor y misericordia, te has dispuesto a darme tu Espíritu Santo. Por ello, reconozco a Jesús de Nazaret como tu Hijo, el cual, me remidió y me dio vida eterna junto a ti, ¡Oh Dios todopoderoso!
Ahora bien, la manifestación del Espíritu Santo en cada uno de nosotros, será conforme a Su deseo. Tanto es así qué, el Apóstol nos dejó un claro recordatorio de ello: Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina. De lo que sí podemos estar seguros es, esta promesa es para cada uno de nosotros, los que hemos aceptado el eterno reinado de Cristo, el cual gobierna tanto en los Cielos como en cada uno de nuestros corazones y mentes.
“PORQUE ESTA PROMESA ES PARA USTEDES Y PARA SUS HIJOS, Y TAMBIÉN PARA TODOS LOS QUE ESTÁN LEJOS; ES DECIR, PARA TODOS AQUELLOS A QUIENES EL SEÑOR NUESTRO DIOS QUIERA LLAMAR.”
Hechos 2.39
Oremos juntos: Amado Dios, hoy me has llamado y yo estoy atiendo a tu voz. Gracias Dios mío porque tu me amaste primero, me compraste y me redimiste. Ahora gozo de tu Espíritu Santo actuando en mí. Permite que en cada acto mio, demuestre que Cristo está vivo en mí y pueda servir esto, de testimonio a otros para qué, se acerquen a tu presencia.
Que gran noticia tenemos para anunciar hoy: ¡Cristo está vivo y Su Espíritu Santo está disponible para todos los que creemos en Jesucristo! De esto se trata el Evangelio de Cristo. Estás son las Buenas Nuevas que debemos proclamar a los demás. Recordemos, Dios arde en deseos de compartir con todos los seres humanos en una íntima relación, con una plena comunicación y enseñanzas de las estrategias del Reino de los Cielos, tal como lo hizo Jesús de Nazaret en su época de ministerio terrenal.
Dios te bendiga. Recuerda de compartir este texto a todas las personas que más puedas.
VOLVÁMONOS A DIOS
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Dios te bendiga y traiga siempre trayendo revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.
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