DEVOCIONAL CRISTIANO
SALTANDO Y ALABANDO A DIOS
Se trata pues de una aptitud de corazón.
QUE nuestras caras y cuerpos reflejan lo que estamos viviendo es una realidad. No puedo negar ver como me sorprende la hipocresía del ser humano. Me explico, en ocasiones, cuando pregunto a las personas ¿cómo estás? suelo encontrarme con un: ¡uh bien!, pero con una cara apesadumbrada, con los hombros y brazos caídos, rogándole al pie izquierdo que se mueva porque si no, el derecho lo va a tirar, de ahí que, su expresión corporal, hable: ¡todo está mal pero no lo quiero decir! Como cristianos, nuestros cuerpos, y nuestras expresiones verbales deberían demostrar que el Espíritu Santo vive en cada uno de nosotros y de nuestras acciones. Sin embargo, esto es una idea generalizada e idílica, pues, en realidad, tenemos que sopesar que en muchas ocasiones las cosas no nos van tal y como deseamos. Sin embargo, cada vez que podamos, saltemos y alabemos a Dios, porque está es la mejor aptitud que podremos tener.
“Y TOMÁNDOLO POR LA MANO DERECHA, LO LEVANTÓ. AL INSTANTE LOS PIES Y LOS TOBILLOS DEL HOMBRE COBRARON FUERZA.”
Hechos 3.4
Oremos juntos: Dios mío te ruego, en el Nombre de Jesucristo, me tomes de los brazos y me levantes tal como lo hicieron con este ser humano porque no tengo fuerzas y siento desfallecer. Solo tu Dios, me puedes soportar y ayudar a llevar esta pesada carga.
Estamos hablando de un ser humano que estaba pidiendo limosnas y viviendo de la caridad que las demás personas pudieran sentir por él. Por ello, los apóstoles le dieron lo mejor que ellos tenían, la fe en el Hijo de Dios. Pedro y Juan, habían experimentado la resurrección, el levantamiento y glorificación de Jesús de Nazaret, al ser elevado hasta los Cielos y ahora esta sentado a la diestra de Dios Padre Celestial. Ellos, los apóstoles, ahora deseaban tomar el toro por los cuernos y vivir el Reino de los Cielos tal como el Maestro les había enseñando durante los últimos tres años.
“DE UN SALTO SE PUSO EN PIE Y COMENZÓ A CAMINAR. LUEGO ENTRÓ CON ELLOS EN EL TEMPLO CON SUS PROPIOS PIES, SALTANDO Y ALABANDO A DIOS.”
Hechos 3-8
Oremos junto: Jesús de Nazaret, tu eres mi Rey y Salvador, tu derrotaste las tinieblas y al adversario, por ello, puedo saltar de alegría, de gozo y adorar al Padre Celestial por todo lo que hiciste y seguirás haciendo. Permíteme que nuestra relación siga creciendo por la acción de tu Espíritu Santo en mi.
Saltando y alabando a Dios debería ser nuestro estilo de vida. Pero siendo conscientes y realistas, no lo podemos hacer 24 horas al día/ 7 días a la semana. Pero no por ello, dejemos pasar la oportunidad para hacerlo, en intimidad, en publico, en el trabajo, en casa, a tiempo y fuera de él, porque para eso fuimos creados, porque Dios se complace en todos aquellos que lo buscan en espíritu y verdad y él es galardonador de quienes buscan agradarlo.
Dios te bendiga. Recuerda de compartir este texto a todas las personas que más puedas.
SALTANDO Y ALABANDO A DIOS
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Dios te bendiga y traiga siempre trayendo revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.
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